Opinión sobre Cortijo Relatillos de Mónica Morales Gómez

Respuesta del propietario de Cortijo Relatillos

Para nosotros la relación con vosotros ha sido bastante desagradable, no nos había pasado nada parecido. Cuando entrasteis, os ofrecimos limpiaros todos los días la piscina, y dijisteis que mejor cada 3 ó 4 días. Hay que barrerla todos los días con la depuradora funcionando para que se limpie el polvo y la tierra que se acumula en el fondo, pero vosotras pretendíais que compraramos otro sistema. Luego nos pedísteis que fuesemos todas las mañanas a limpiarla, y así fue (hay huéspedes que prefieren limpiarla ellos para tener más intimidad). Todo estaba mal a vuestros ojos. Pensamos que pudo influir que llegarais el día más caluroso del año: más de 44 Cº (y el siguiente igual). Ese día habían salido otros huéspedes a las 12 am, estuvimos limpiando sin parar hasta que llegasteis sobre las 17 pm. No paramos ni a comer, por eso nos olvidamos la cerveza en el congelador y se rompió. Ya os pedimos disculpas por ello y os dijimos que si nos hubierais avisado, hubiéramos ido a limpiarlo. "Tranquilos, no se nos caen los anillos", fue vuestra respuesta. Y ahora lo publicáis aquí. Entendemos que tuvierais unas espectativas de la casa que luego no se cumplieron pero no justifica vuestra actitud. Ponemos todo nuestro esfuerzo en hacerlo lo mejor posible, por eso nos enfada mucho que pongáis una foto del armario de las sartenes (que han dejado unas marcas que no podemos quitar) con la intención de crear una falsa imagen. Unos días antes de llegar preguntasteis cuántas hamacas había en la casa (había 4), pedisteis que si podríamos conseguir alguna más y la compramos, pero al llegar, alguna no os gustaba, y además queríais una hamaca para cada una, así que os enviamos 3 hamacas más. Repusimos la cafetera (no vimos que estaba rota), compramos 12 tazas más (había 7 grandes, 6 medianas y 10 pequeñas, pero queríais más), compramos hamacas… Pero nada era suficiente.. Hemos alojado a muchos huéspedes, pero a nadie con vuestra actitud de exigencia infinita a la que tuvimos que poner límite.