Al norte del Gironès se descubre un pequeño paraje que, a pesar de sus reducidas dimensiones, alberga el encanto no solo de su naturaleza, bañada por el rio Ter, sino también de una iglesia con carácter propio, marcada por su campanario octogonal.
Este pueblo, que se extiende entre el Ter y la carretera que conduce a Palamós, representa uno de los pulmones del Gironès y nos permite recorrerlos a pie o en bici toda su belleza.
A pesar de sus reducidas dimensiones, Bordils despierta los sentidos con caminos señalizados, como la Ruta de los Árboles Monumentales. Josep Pla calificó el pueblo de pura delicia terrenal y ya solo queda conocerlo.
Población:
1.680
INE 2017