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Estos pequeños pueblos tienen un atractivo especial: piscinas naturales. Con un valor añadido: puedes bañarte en una refrescante poza en pleno casco urbano. No son necesarias largas caminatas por el monte. No hace falta aparcar el coche al borde de un camino. Olvida la bicicleta y el esfuerzo físico. Ponte el bañador, coge la toalla y… ¡al agua!
Letur (Albacete): charco de Las Canales

Probablemente, el mejor ejemplo de ‘poza urbana’ lo encontramos en Letur (Albacete). Este pequeño pueblo de la sierra del Segura guarda un encanto especial. Está declarado Conjunto Histórico Artístico y enamora a todo el que lo visita con su peculiar estructura urbana, herencia de su pasado andalusí. Es uno de los pueblos de Albacete más bonitos y pintorescos.
Entre los numerosos atractivos de Letur destaca el charco de Las Canales, su preciosa piscina natural con cascada enclavada en pleno centro del pueblo. Aguas cristalinas a las que se accede bajando unas escaleras y atravesando un pequeño jardín. El enclave sufrió graves desperfectos por culpa de la DANA del pasado octubre, que llevó la tragedia al pueblo. Se está trabajando en su reconstrucción para que vuelva a lucir como siempre.
Guisando (Ávila): piscina natural El Risquillo

A menos de dos horas de Madrid, a los pies de la sierra de Gredos, se sitúa Guisando. En un entorno natural privilegiado, este pequeño pueblo, famoso por sus esculturas milenarias en forma de toro, ofrece un atractivo inigualable: una piscina natural en pleno casco urbano. Se llama El Risquillo y se ubica junto a la Casa del Parque, donde podemos apreciar una reproducción de los granitos taurinos. También hay un restaurante justo al lado, para reponer fuerzas tras bañarnos en el río Pelayos. Aguas abajo, ya fuera del pueblo, encontramos otra zona de baño maravillosa: el Charco Verde.
Arenas de San Pedro (Ávila): piscinas naturales

Arenas de San Pedro, a solo cinco kilómetros de Guisando, también cuenta con una preciosa piscina natural, perfectamente acondicionada para pasar un día refrescante en la sierra. Está dividida en dos por un puente, con una zona poco profunda, perfecta para los niños. Es uno de los lugares preferidos de los madrileños para los días en que más aprieta el calor, en los que suele estar bastante concurrida. Se sitúa cerca de las últimas casas del pueblo, junto a la carretera de Hornillos. Aguas cristalinas en el río Arenal, con una gran pradera de césped y servicios.
Beceite (Teruel): Font de la Rabosa

En pleno casco histórico de Beceite, una de las joyas de la comarca del Matarraña (la Toscana española), hay escondido un rincón muy especial. La Font de la Rabosa es una piscina natural cristalina rodeada de vegetación y cascadas, pero en el centro del pueblo. Un lugar de cuento del que solo nos separan unas escaleras. No es el único atractivo natural de esta localidad turolense: a poca distancia, también nos podemos bañar en La Pesquera o el Assut. Para completar un finde perfecto, atrévete con el Parrizal de Beceite, una ruta de senderismo con pasarelas de madera sobre el cauce del río Matarraña.
Boltaña (Huesca): la Gorga

A la sombra de los picos más imponentes del Pirineo aragonés, Boltaña es una preciosa villa rodeada de piscinas naturales. Una de ellas, la más popular entre boltañeses y sus visitantes, es la Gorga. Está ubicada a la entrada del pueblo desde Sabiñánigo, junto al puente que cruza el río Ara y al lado de un camping al que da nombre. Este increíble paraje a las puertas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido asegura baños revitalizantes y reconexión con la naturaleza.
Casas del Monte (Cáceres): piscina natural

El valle del Ambroz, en la provincia de Cáceres, es bien conocido por la abundancia de ríos, gargantas, cascadas y piscinas naturales que posee. De estas últimas, una de las más populares es la de Casas del Monte, situada en la parte alta del pueblo. Recibe las aguas de la garganta Ancha y dispone de varias zonas de baño, incluida una para niños. Cuenta también con zona de césped, dos chiringuitos y área de barbacoas. Muy cerca podemos encontrar un parque infantil y una zona deportiva. Un auténtico refugio climático rural contra el calor.
Tapia de Casariego (Asturias): piscina natural de agua salada

La última parada en nuestro recorrido por las piscinas naturales ‘urbanas’ nos lleva hasta Asturias. Tapia de Casariego cuenta con una espectacular piscina natural que recibe sus aguas directamente del mar. Está ubicada en un acantilado y tiene su origen en un antiguo vivero de mariscos que, tras su desmantelamiento, los tapiegos comenzaron a usar para bañarse. El ayuntamiento decidió reformarlo y adecuarlo, mejorar los accesos e instalar rampas y escaleras de madera. Hoy es uno de los mayores atractivos de este encantador pueblo de la costa asturiana, que tiene preciosas playas, pero también una piscina natural que quita el hipo.
Miguel Perez
Me encanta el fútbol, leer, viajar, descubrir nuevos destinos y contártelos