Pocos lo conocen: 909 habitantes, un pasado como capital y una ruta que sigue los pasos de los exiliados

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22.08.2025

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6min. de lectura

Pueblo de Agullana, en Girona. Por Ricard
Pueblo de Agullana, en Girona. Por Ricard

A muy pocos kilómetros de la frontera con Francia, en las primeras elevaciones de los Pirineos en la sierra de la Albera, en Girona, está el pequeño pueblo de Agullana. Tiene ese encanto especial de las villas tranquilas de montaña, con sus casas de piedra y plazas en las que se vive a otro ritmo. Nada hace presagiar que, no hace demasiado tiempo, el lugar vivió momentos más movidos y peligrosos, pues acogió a personas que marchaban al exilio entre el miedo y la tristeza.

La última capital de la España republicana

La zona donde hoy se alza Agullana ha estado poblada desde tiempos remotos. Así lo reflejan los monumentos megalíticos (dólmenes y menhires) que hay en su término municipal, como la necrópolis de Can Bec de Baix, de final de la Edad del Bronce. Pero hoy nos centraremos en un episodio histórico que tuvo lugar en el pueblo, y que es mucho más cercano a nuestros días.

No es muy conocido, pero Agullana fue, de facto, la última capital de la España republicana en 1939. Y es que, aquí se mantuvieron las últimas reuniones del gobierno español antes de ir al exilio. Eran momentos duros y este fue un lugar de paso de las personas que huían del franquismo y buscaban salvar sus vidas. Entre ellos había personajes destacados, como políticos de la época.

Vista panorámica de Agullana, en Girona. Por Juan R. Lascorz (Wikipedia)
Vista panorámica de Agullana, en Girona. Por Juan R. Lascorz (Wikipedia)

Dentro del pueblo se puede hacer una ruta por la memoria histórica que nos acerca hasta las masías que utilizaron las instituciones republicanas y sus políticos: el Estado Mayor del Ejército tenía su sede en Can Parellada, donde también vivió el general Vicente Rojo; el expresidente del Gobierno, Juan Negrín, se alojó en Can Bech; el Ministerio de Estado y su titular, Álvarez del Vayo, se establecieron en la escuela del pueblo; la Embajada de la URSS se quedó en la casa de Amador Bech; y el ejecutivo de la Generalitat catalana arraigó en Can Parxés.

La huella del exilio en La Vajol

Si cogemos una bonita carretera de curvas durante 6 kilómetros, la GI-501, entre encinas y castaños, podemos seguir los pasos de las personas que dejaron su tierra atrás huyendo del terror. Así, llegamos a La Vajol. Un pueblo todavía más pequeño (en la actualidad apenas tiene 96 habitantes) que está a solo dos kilómetros de la frontera con Francia y que sirvió de paso obligado a todos los que cruzaron las montañas por el Coll de Lli y el Coll de la Manrella. Desde aquí descendían hacia la localidad francesa de Les Illes. Se estima que, en febrero de 1939, llegó a acoger a unos 50.000 exiliados.

Escultura de exiliados republicanos en La Vajol (Girona). Por Bertrand GRONDIN (Wikimedia Commons)
Escultura de exiliados republicanos en La Vajol (Girona). Por Bertrand GRONDIN (Wikimedia Commons)

La Vajol es otra encantadora villa pirenaica de callecitas empedradas y casas tradicionales construidas alrededor de la plaza Mayor y de la iglesia. En las afueras hay masías centenarias. Unas, nuevas o rehabilitadas, mientras que otras han quedado en estado ruinoso por el abandono. La entrada del pueblo es todo un rincón de la memoria: ahí está la “Fuente del Amor”, con dibujos que representan al expresidente de la Generalitat de Catalunya, Lluís Companys, y a su mujer, Carme Ballester. En el mismo camino hay diferentes placas y elementos conmemorativos que recuerdan a personajes de la época, como el lehendakari Aguirre, y a otros que se vieron obligados a marchar al exilio.

En La Vajol está la mina Canta, donde el presidente Negrín escondió parte del patrimonio de la República. Desde aquí salieron una veintena de camiones hacia Francia para salvar lo que había (obras de arte, minerales preciosos, dinero…)

De hecho, en La Vajol está el primer monumento al exilio que se erigió en toda España. Es totalmente sobrecogedor: una escultura de bronce que representa a un hombre con su hija de 6 años, que perdió una pierna en un bombardeo. No son dos siluetas puestas al azar, sino que se trata de personas reales con nombre y apellidos. Son Mariano García y su pequeña Alicia, herida en la contienda, naturales de Monzón (Aragón). Se convirtieron en un icono de la barbarie de la guerra y de la pena del exilio gracias a la fotografía de un periodista extranjero que la publicó en el semanario francés L’Illustration.

Homenaje a Lluís Companys en el Coll de Manrella. Por Bertrand GRONDIN (Wikimedia Commons)
Homenaje a Lluís Companys en el Coll de Manrella. Por Bertrand GRONDIN

Otro enclave importante de esta ruta por la memoria histórica nos lleva a la mina Canta, el lugar donde el presidente Negrín escondió parte del patrimonio de la República. Desde aquí salieron una veintena de camiones hacia Francia para salvar lo que había (previsiblemente obras de arte, algún mineral precioso y dinero). Hoy se puede visitar gracias a las rutas guiadas organizadas por el Museu Memorial de l’Exili. Este espacio expositivo se iba a ubicar inicialmente en La Vajol, aunque finalmente se hizo donde está ahora, en La Jonquera, otro punto de interés que vale la pena conocer para profundizar sobre la marcha de todas estas personas al final de la Guerra Civil.

La ruta de los exiliados: de La Vajol a Les Illes

¿Qué vieron los exiliados que dejaron atrás su mundo para emprender una nueva vida, lejos de los suyos y en otro país? ¿Qué sintieron? Nos podemos hacer una idea siguiendo sus pasos –sin experimentar las mismas penurias, afortunadamente– con la Ruta del Exilio de La Vajol. Una excursión senderista con grandes paisajes y mucha memoria histórica que sale del mismo parking del pueblo.

Rótulo del Monumento al Exilio en La Vajol (Girona). Por  Bertrand GRONDIN (Wikimedia Commons)
Rótulo del Monumento al Exilio en La Vajol (Girona). Por Bertrand GRONDIN

Son 12,7 kilómetros con un desnivel acumulado de 464 metros, por lo que es de dificultad moderada, aunque bastante asequible con buen tiempo. Atraviesa la frontera por donde cruzaron miles de republicanos y personas que se sintieron amenazadas por la incipiente dictadura franquista, durante y tras la guerra civil española en 1939. Pasa por los bosques del macizo de las Salines, en la comarca de l’Alt Empordà de Girona. Desde ahí, se cruza la frontera por Vallespir hasta llegar al pueblo francés de Les Illes y vuelve a La Vajol haciendo un recorrido circular.

Longitud: 12,7 kilómetros

Dificultad: moderada

Tipo de ruta: circular

Track de la ruta

Los paneles explicativos y monumentos en homenaje a los exiliados son constantes durante la ruta. Además de los mencionados en La Vajol, hay otro monumento a Lluís Companys en el Coll de Manrella. Una plaza también lleva su nombre en Les Illes, donde hay un monumento que recuerda a los combatientes republicanos españoles.

Raquel Andrés

Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.

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