La montaña que llora: un fenómeno natural único en este precioso pueblo de Zaragoza

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13.08.2025

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Aguallueve de Anento (Zaragoza). Por Chemari.
Aguallueve de Anento (Zaragoza). Por Chemari.

Hay lugares minúsculos en el planeta que atraen a los visitantes como las flores a las abejas. En ocasiones, gracias a un detalle que los hace especiales. Es el caso de Anento, un pueblo de Aragón en el que hay un lugar con un nombre que tiende a lo lírico: el Aguallueve. Se trata de un punto de la montaña en el que el agua se filtra por la roca kárstica de una de sus paredes y se desliza hacia el suelo, sobre el musgo y la piedra. Podría decirse que llora, pero si es de alegría o tristeza nadie lo puede saber.

El ayuntamiento construyó a sus pies una balsa, que recoge tanto el agua que viene de esa montaña como la que cae del cielo, para regar los campos de los alrededores. Atención: el baño no está permitido, aunque los tonos cristalinos del embalse inviten a ello en las estaciones más calurosas. Pese a que no se puede chapotear en ese trasunto de piscina, lo cierto es que es un buen refugio climático. La vegetación hace que la temperatura sea más baja que en lugares más abiertos.

Cómo llegar al Aguallueve de Anento

Balsa del Aguallueve en Anento. Por josemiguelsangar.
Balsa del Aguallueve en Anento (Zaragoza). Por josemiguelsangar.

Para llegar a este paraje tan particular –no siempre se puede ver una montaña que llora– solo hay que seguir una ruta circular que parte del pueblo y está perfectamente señalizada. Quienes hayan llegado a la localidad en coche, pueden dejarlo en el aparcamiento habilitado (se paga en la oficina de turismo), que además es el punto de partida del recorrido. 

Longitud: 2,19 kilómetros

Dificultad: fácil

Tipo de ruta: circular

Se puede realizar un trayecto corto y fácil, de 2,19 kilómetros, que se recorre en hora y media sin contar las paradas. No obstante, para aprovechar el viaje, hay opción de hacer una ruta un poco más larga que pasa por el Aguallueve, llega hasta el torreón celtíbero y vuelve al punto de partida. Tiene una longitud de 4,38 kilómetros, su dificultad es fácil y se termina en dos horas y media, aproximadamente. El desnivel, positivo y negativo, es de 250 metros y se alcanza una altitud máxima de 1.000 metros.

Paso a paso hasta el Aguallueve

Aguallueve, Anento (Zaragoza)
Aguallueve, Anento (Zaragoza). Por Isacco

El camino se inicia desde la oficina de turismo. Desde ahí se callejea por el pueblo hasta llegar a un camino que nos lleva al castillo, uno de los elementos esenciales del patrimonio histórico de Anento. Está en lo alto –hay escaleras para subir– y desde él hay una buena panorámica de la localidad. Justo al lado de la fortificación, continúa el sendero que dirige al Aguallueve.

En verano, los hilos de agua que recorren la piedra pueden ser un poco más escasos que en primavera u otoño. En invierno, cuando las temperaturas se desploman, se convierten en carámbanos. Además, también se puede ver la mencionada balsa, que estará más o menos llena dependiendo de la meteorología. Después de disfrutar de ese entorno tan especial, los pasos se dirigen hasta un cruce donde se encuentra el desvío que lleva al torreón celtíbero, que está a poco más de medio kilómetro.

Ruta al Aguallueve (Zaragoza). Por josemiguelsangar.
Ruta al Aguallueve, en Zaragoza. Por josemiguelsangar.

Esta construcción, también conocida como torre de San Cristóbal, es un recuerdo del paso de los celtíberos por la zona. Según el Ayuntamiento de Anento, se construyó con bloques megalíticos unos 200 años antes de Cristo y tenía fines defensivos. A partir de estos vestigios, se puede deducir que la localidad fue, en aquel momento, un lugar de asentamiento menor (un lugar residencial cercano a una ciudad más grande). Desde ahí se emprende la vuelta al inicio, deshaciendo el camino hasta llegar al pueblo.

Anento y sus encantos

Panorámica de Anento (Zaragoza). Por Jorge Anastacio.
Panorámica de Anento (Zaragoza). Por Jorge Anastacio.

Además del Aguallueve, este lugar aragonés tiene muchos más elementos de interés. Tanto que, de los 40 habitantes que tiene en un día normal (aunque en el censo figuran alrededor de 100), el fin de semana puede alcanzar las 500 personas, repartidas entre su casco urbano y los senderos aledaños.

Además de pasear por sus calles empedradas, donde se asientan casas con fachadas rústicas pintadas de colores, en el pueblo se puede conocer parte de la historia de Zaragoza. Por ejemplo, el castillo de Anento, que data del siglo XIV (en 1357 ya existía) y sirvió de refugio contra los ataques de los castellanos. En la actualidad aún se conserva parte de la muralla, dos torres y una puerta a la que se llegaba a través de un puente levadizo. 

Anento y su iglesia de San Blas (Zaragoza). Por josemiguelsangar.
Anento y su iglesia de San Blas. Por josemiguelsangar.

Otro de sus edificios emblemáticos es la iglesia de San Blas, que data del siglo XIII y es de estilo románico. Tiene una sola nave rectangular, una torre con campanario en su parte superior y un pórtico gótico que se añadió al edificio original en el siglo XIV. En su interior se pueden ver muestras de arte mudéjar del siglo XVI, en el púlpito y en el coro; así como el retablo de San Blas, de la Virgen de la Misericordia y de Santo Tomás Becket, del maestro Blasco de Grañén. Aunque no está documentado, Turismo de Anento se lo atribuye a él tras un análisis estilístico y técnico. 

Además, también son interesantes los peirones –estructuras monolíticas– dedicados a la virgen del Pilar y a la virgen del Rosario. Ambos tienen forma rectangular, están hechos de ladrillo y decorados con azulejos. En lo que respecta al patrimonio civil, todavía se puede visitar el antiguo horno comunal (ahora es un centro polivalente), los restos de un abejar con celdas de madera y una de las antiguas neveras en las que se recogía la nieve cuando aún no existía el electrodoméstico.

Perfil Carmen López, periodista

Carmen López

Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.

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