
No es raro que las personas que viven en ciudades, digan que buscan hacer una escapada rural para “respirar aire puro”. La calidad del aire en las grandes urbes no es buena por la alta presencia de dióxido de nitrógeno, cuyo principal emisor son los vehículos con motores de combustión interna. Vamos, los coches de diésel y de gasolina que tanto abundan en los espacios con mucha población.
Los pueblos no están libres de malos humos ni de coches –bueno, alguno como Bulnes, sí–, pero su baja densidad y su proximidad a entornos naturales favorecen un aire mucho más limpio. Y eso se nota al respirar. Más allá de percepciones personales y subjetivas, existen datos que confirman que esto es así y que hay un pueblo de Guadalajara que tiene el tercer aire más limpio del mundo: Campisábalos, casi en la frontera con Soria y Segovia, en la sierra de Pela. Así que no hace falta ir a la otra parte del planeta para descubrir un rincón donde respirar aire puro (de verdad).
Un estudio de la OMS que acabó con “aire embotellado”

Que Campisábalos está en el podio mundial de “aires limpios” no lo decimos nosotros, sino la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este organismo internacional acostumbra a medir con parámetros y metodologías científicas diferentes aspectos relativos a la salud. Uno de los estudios está relacionado con la calidad del aire de los municipios, un aspecto esencial para la vida, ya que la OMS estima que se producen alrededor de 8 millones de muertes al año en el mundo debido a la contaminación atmosférica.
En uno de sus informes, determinó que el pueblo con el aire más limpio de España (y el tercero del mundo) era Campisábalos. Y así lo destacan en su página web, como un lema que se ha convertido en parte de su identidad y patrimonio. Se trata de un pequeño municipio con apenas 80 habitantes al noroeste de Guadalajara y enclavado a 1.300 metros de altitud. Se respira bien, pero también destaca por su clima frío y por su tranquilidad.
Un informe de la OMS determinó que el pueblo con el aire más limpio de España (y el tercero del mundo) es Campisábalos
El estudio de la OMS generó tanto interés que el vecindario de Campisábalos decidió explotar su nueva fama y embotellar el aire tan limpio que respiraban. No lo hicieron motivados por un interés económico, sino para lanzar una campaña benéfica. Hablamos de la iniciativa “Inspira”, que pretendía concienciar y sensibilizar sobre la situación de las personas enfermas de fibrosis pulmonar.

Un pueblo con pocos servicios en la “España vaciada”
Si Campisábalos es el pueblo con el aire más puro de España es por una razón que no es tan de celebrar: porque forma parte de la llamada “España vaciada”. El alcalde Javier del Palacio explicaba en una entrevista para Cope que su población “es prácticamente menor que la del desierto o, incluso, que la de Laponia”. Eso se traduce en una tierra sin desarrollo industrial y con pocas opciones para ganarse la vida, como añadía: “No existe ninguna industria desde aquí hasta Valladolid”. Un desierto industrial de unos 170 kilómetros. Tampoco hay escuela ni ningún tipo de centro educativo. Las aulas de infantil y primaria más cercanas son las del colegio rural agrupado de Galve de Sorbe y Condemios de Arriba, ambos a 8 kilómetros y con sede en Atienza.

El lado positivo ya lo hemos visto, un aire más que puro y una gran tranquilidad. Ahora bien, la “cara B” desvela un pueblo con pocos servicios. Apenas hay un restaurante y bar-cafetería, el del Centro de Interpretación “El Mensario”, que ofrecen menús y pinchos. Eso sí, es una buena parada para probar los productos típicos de la zona, como los clásicos torreznos de cerdo, las chuletillas de cordero lechal, el chuletón de ternera o los postres caseros.
Una iglesia con una ventana que amplifica la voz
Campisábalos no es muy grande, pero presume de tener una larga historia, ya que las primeras huellas de ocupación humana en el término nos llevan a un momento indeterminado de la Edad del Bronce. En la actualidad tiene elementos patrimoniales destacables como la iglesia de San Bartolomé, que exhibe un estilo románico rural del siglo XIII. Tiene planta rectangular con una nave única de un tramo y cuenta con la peculiaridad de que se empleó como sepultura cuando todavía no existían cementerios.
En el exterior, tiene un llamativo pórtico en el que destaca una galería con cinco columnas. En el interior, está la capilla Caballero San Galindo, construida con piedra caliza en el siglo XII y con una ventana en la bóveda que guarda un misterio: acoge la voz y la contesta, aumentando su volumen.

Por otro lado, es destacable el mensario del templo, que es un friso escultórico en la fachada meridional. Los relieves representan las labores agrícolas y ganaderas que se realizaban en Campisábalos durante los 12 meses del año. Así que no se trata únicamente de decorar la iglesia, sino de dejar testimonio de la vida cotidiana de la comarca con formas que muestran a campesinos cavando y podando la viña, escardando el trigo, la siega manual, una cacería de ciervos y venados, la preparación de los caballos, etc.
El entorno natural de Campisábalos: de un menhir a un gran humedal
No tardaremos mucho tiempo en recorrer el pueblo de Campisábalos, pero podemos seguir disfrutando de su aire limpio conociendo sus alrededores. A 1,5 kilómetros del pueblo está la zona del “posible menhir”, como así lo indica un cartel. Conduce a un área rocosa, con formaciones geológicas de lo más peculiares que recuerdan a la “Ciudad Encantada” de Cuenca. No está claro si están relacionadas con el culto a los antepasados, pero son curiosas de ver.

Campisábalos está a los pies de la sierra de Pela, un macizo de roca caliza con cumbres que superan los 1.500 metros de altitud. Un buen lugar para hacer rutas de senderismo. Vale la pena acercarse a la laguna de Somolinos que está a los pies de la cadena montañosa y es el mayor humedal de la Sierra Norte de Guadalajara. La belleza del lugar y su estado de conservación le han valido la declaración de Monumento Natural. Aquí te dejamos un track circular de 11 kilómetros y 300 metros de desnivel positivo, sin dificultad técnica, para explorar el entorno. E inspirar, a cada paso, aire verdaderamente puro.
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.