Índice
Si hay algo de lo que puede presumir España es de su cultura y de cómo sus gentes se han encargado de preservarla y extenderla por todo lo ancho y largo del territorio durante siglos. Y eso es algo que queda más que demostrado en el lugar del que te vamos a hablar en este post. ¿. ¿Nos acompañas?
Raíces históricas de Cáñar
Se cree que los orígenes de Cáñar podrían remontarse a la época romana, aunque su etapa de auge se produjo durante el periodo árabe-andalusí. Fue tras la reconquista cristiana y la expulsión de los moriscos de la península ibérica, en 1609, que el pueblo sufrió un importante declive del que le costaría mucho recuperarse.
Arraigo por el juego de pelota vasca
El escritor cañarete Antonio Funes Delgado afirma durante su conversación con EscapadaRural que estas tierras sufrieron un importante vacío cuando los Reyes Católicos tomaron Granada. Años después, el lugar se iría repoblando gracias a la llegada de familias procedentes del norte de España. Sobre todo, del País Vasco, Navarra, Castilla y Galicia, lo que explicaría el arraigo de los vecinos de este pueblo por el juego de pelota vasca.
Pero es que la cosa no se queda en una simple afición sin importancia, cuenta Funes. Y es que en Cáñar se practica este deporte desde hace años y en cualquier parte aunque, eso sí, la mayoría lo hace contra una de las paredes de la iglesia de Santa Ana. «Yo recuerdo haber jugado de pequeño por las calles del pueblo y con nuestra propia pelota eh».
Pues ahí va otra curiosidad. Si decides visitar el municipio descubrirás que allí nadie compra pelotas, asegura Funes. «Nos las fabricamos nosotros de forma artesanal. Se coge un poco de lana para que bote, se le enrollan unos trapillos viejos, se cose con ‘guita’ y a jugar».
Pueblo de emociones cantadas
Uno de los motivos por los que merece la pena visitar Cáñar es ‘La Música de las Mozuelas’, una costumbre muy antigua del lugar, cuyos orígenes son inciertos, y que consiste en que los jóvenes canten a sus mujeres, al son de acordeones, guitarras, laúdes y almireces. Funes cuenta a ER que no se sabe cómo ni cuándo nació esta tradición, aunque bien podría haber salido tras haber trasnochado en la taberna, haber bebido unos vinos del terreno, y que a alguien se le ocurriera salir, en la madrugada, a cantarle a las mozas.
«Antiguamente se pintaban la cara con las cenizas de las lumbres y cantaban a las mujeres durante la noche. Al día siguiente volvían y cantaban de nuevo. Entonces las madres de las muchachas les obsequiaban con algún dulce típico de la zona». En la actualidad, explica el escritor, «las mujeres también participan en esa ronda de cantos y en lugar de dulces se suele entregar algo de dinero, para después departir con todos los vecinos, en la plaza del pueblo, con las viandas típicas del lugar».
Un paseo por las fuentes del pueblo
Cáñar es, según Funes, «un pueblo que emana agua por todas sus arterias». Así, el escritor invita a conocer algunas de las fuentes más icónicas del municipio. Entre ellas, la fuente de la plaza Santa Ana, de piedra, octogonal. «De cuatro chorros que apagan labios de fuego y llenan cántaros de miradas». También la fuente de «Ya bajos», la que recuerda como ‘la fuente del último adiós‘. «Está ubicada a la sombra de un nogal fuerte, vigoroso, viejo y es vecina de unas casillas, ya derruidas, de gentes pobres, más pobres todavía», comenta.
En esa fuente, recuerda el escritor, es donde los difuntos recibían el último responso del sacerdote antes de seguir su féretro el camino hasta el camposanto a hombros de los varones familiares y amigos.
Pero aquí no acaba todo, porque también hay quienes se refieren a Cáñar como un pueblo peculiar, entre otras cosas, por los versos o «letrillas», algunas algo ‘picantes’, otras amorosas, que hay grabadas en las fuentes. Estas coplillas, unas antiguas, otras modernas, fueron recogidas de la improvisación de los mozos que hacían las rondas. A continuación te mostramos algunas de ellas:
“A la torre de la iglesia subo muy acelerao para verte restregar la launa de tu terrao”.
“Tu madre tuvo la culpa por dejar la puerta abierta, yo por meterme dentro y tú por quedarte quieta”.
“Quién fuera clavo de oro donde cuelgas tú el candil para ver tus lindos pechos cuando te vas a dormir”.
Qué ver en Cáñar
Antonio Funes tiene claro que Cáñar es uno de los diamantes en bruto que el ávido caminante, ansioso de conocer otras culturas, otras tierras, aún no ha descubierto. Sin embargo, sostiene, al municipio no le falta de nada para ser un destino inmejorable para cualquier tipo de viajero.
«¿Será por miradores?, ¿será por palcos, por atalayas o por balcones que abren sus ventanales a todo un universo de nuestra Alpujarra?, ¿será por agua, por flores, por rincones con encanto, o quizá será por unas gentes hospitalarias y «guenas» que abren su pecho a todo aquel que, de buena voluntad, llama a nuestra puerta? Este es un pueblo de mil caminos que te llevan al infinito... o a ninguna parte. Lo importante es eso: el camino y con quién lo haces», dice orgulloso de su tierra.
Pues seguimos el camino y nos dirigimos a la iglesia de Santa Ana, que es la patrona de este pueblo alpujarreño. Hasta la fecha no hay un consenso entre los historiadores sobre la construcción de este templo de estilo renacentista. Según expone el ayuntamiento de la localidad, habría sido construido en el siglo XVI. «No obstante, Pascual Madoz asegura que este templo fue construido de 1770 a 1777».
Del edificio destaca su retablo mayor, realizado en madera de pino, y las tallas de Santa Ana, San Joaquín, San Juan Evangelista, Inmaculada Concepción y el Cristo de la Salud. Éste último, explica Funes, «es conocido popularmente como el Cristo de los Venenos, en honor a una familia del pueblo que se apodaban así, que eran quienes corrían con todos los gastos de la procesión cada 14 de septiembre».
Lorca tiene su rincón en Cáñar
Cáñar tiene un espacio dedicado al poeta Federico García Lorca, un rincón con uno de los frontales pintado por el pintor Manuel Alejandro Rodríguez y acompañado por un verso de Antonio Chacón y del que Antonio Funes se siente especialmente orgulloso. Así, el escritor ha querido contribuir con su homenaje al poeta, dedicándole estas, entre otras bellas palabras:
«Tierra seca, tierra quieta de noches inmensas. Tierra vieja del candil y la pena. Aquí te tenemos Federico. Aquí estás, vestido de etiqueta, sentado sobre una fuente, la nuestra, eterna, emblema de todo un pueblo que respira libertad y bebe agua de una ‘sierra nevada. ¿La bebiste tú, Federico?».
Cuatro rutas desde Cáñar que debes tener en cuenta
Si, como venimos diciendo, Cáñar es un paraíso sin descubrir y está en un paraje natural tan impresionante como la Alpujarra, no podemos dejar de lado la opción de conectar con la naturaleza. Podemos conocer parajes como el Dique 24, el área recreativa de Puente Palo, la casa Forestal o la Alberca de la Sierra.
Una de las opciones que propone el ayuntamiento de la localidad es la Ruta de Cáñar-Soportújar, un itinerario de 10 kilómetros de distancia y dificultad media que te permitirá descubrir parajes de infarto como el Dique 24 y ver hermosas panorámicas de Órgiva y la cara norte de la sierra de Lújar.
También podrás recorrer un sendero desde Cáñar a Lanjarón. En este caso, hablamos de un camino de 10 kilómetros y dificultad media que te conducirá por senderos en los que irás descubriendo lugares de ensueño hasta llegar al conocido pueblo de Lanjarón.
La tercera propuesta es Sulayr: Tello – Puente Palo, una ruta de 10 kilómetros de distancia y una dificultad media que te conducirá hasta el área recreativa de Puente Palo, recorriendo enclaves tan hermosos como el río Lanjarón o la Loma de Cáñar, entre otros.
Finalmente, la ruta más larga, de 18,42 kilómetros de distancia, va desde Sierra Nevada hasta Cáñar. Este itinerario, además del más largo, es el que presenta una mayor dificultad (70%). No obstante, si te apetece y te sientes preparado no te vas a arrepentir. Prepara la mochila y la retina para descubrir el nacimiento de los ríos Monachil y Dilar, así como parajes tan hermosos como el Collado de las Yeguas y la laguna homónima.
Verónica Gómez
Periodista, madre de Hugo y Enzo a tiempo completo e investigadora incansable, diría que hasta cuando duermo. Antes en Crónica Global, El Liberal y El Mundo Catalunya
Etiquetas
Si te ha gustado, compártelo