El castillo español al que solo se llega en barco

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31.03.2025
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Atardecer en el castillo de Sancti Petri. Por Laura.

Una ardilla podría recorrer la península ibérica saltando de un castillo a otro. Es una metáfora muy utilizada de la que se podría decir que no hay pruebas, pero tampoco dudas. Sirve para ilustrar la realidad de un país en el que los restos del pasado continúan teniendo mucha importancia. Esas fortalezas por las que pasaría la ardilla tienen cosas en común, y otras que las hacen completamente diferentes. Este es el caso del castillo de Sancti Petri, en Cádiz, al que solo se puede llegar en barco o en kayak, si hay ganas de remar.
Este edificio, cuya torre ya funcionaba en el siglo XVI, se encuentra en un islote que sobresale en la desembocadura del caño de Sancti Petri. Está frente a las localidades de Chiclana de la Frontera y San Fernando, municipio al que pertenece. Pese a su reducido tamaño, por ese lugar han pasado tantas personas de renombre y han sucedido tantas cosas, que casi podría abarcar la actividad de un continente entero.
Un antiguo templo fenicio

Aunque los únicos ‘recuerdos’ que se conservan son unas estatuillas que se pueden ver en el Museo de Cádiz, en el lugar que ahora ocupa el castillo de Sancti Petri estaba el templo fenicio de Melqart. Bajo el dominio romano, en cambio, pasó a denominarse el templo de Hércules. Y es que, al parecer, en el santuario reposaban los restos de Hércules o Heráclito (según la mitología que lo mencione, la romana o la griega), el mítico fundador de Cádiz cuya figura aparece incluso en su escudo.
Se supone que este hijo de Júpiter/Zéus tenía una fuerza sobrenatural. De hecho, es conocido en la mitología griega por los Doce trabajos que tuvo que llevar a cabo como castigo por haber matado a su mujer, hijos y dos sobrinos por un engaño de Hera. Una de esas arduas labores fue la de ‘robar el ganado de Gerión’, un monstruo con forma humana y tres cabezas que vivía en lo que ahora se conoce como Cádiz. Según la historiografía, el templo estuvo en pie hasta el siglo X, aproximadamente.

Muchas celebridades de la antigüedad pasaron por el templo de Melqart-Hércules y dejaron anécdotas históricas bastante dramáticas. Por ejemplo, uno de los más conocidos fue Aníbal. Con solo nueve años, allí el general cartaginés juró odio eterno a Roma a instancias de su padre Amílcar.
Otro fue Julio César, que lloró ante el busto de Alejandro Magno por llegar a su edad sin apenas logros. Allí tuvo una ensoñación que le predijo que, en el futuro, dominaría el mundo, según el geógrafo e historiador griego Etrabón. Devoto de la deidad, bajo su mandato construyó la vía Heráclea, que permitía la conexión del islote con Cádiz. Los restos de la calzada están ahora sumergidos bajo el agua.
Una fortaleza para proteger la costa gaditana
Según un estudio de la Universidad de Cádiz, en el siglo XIII la pesca de almadraba y la fabricación de sal marina funcionaban a buen ritmo en el islote de Sancti Petri. El almirante genovés Benedetto Zaccaria, establecido en el Puerto de Santa María, ordenó construir una torre o un castillo pequeño que sirviese para defenderse en caso de ataque. Aunque no fue hasta el siglo XVI, después de diversos conflictos por la propiedad del territorio, cuando se elevó la fortaleza.

A finales de esa centuria, el historiador A. Horozco dijo: “En medio de la boca y barra de este río, a la parte del mar al mediodía, entre la punta de la isla de Cádiz y la de Andalucía, junto a Chiclana, está la pequeña isla de Sancti Petri, de tan poco término y tamaño, que es poco más campo de lo que ocupa una torre o castillo que está allí”.
La fortificación creció con el paso del tiempo. El objetivo era defenderse de los atacantes, como los anglo-holandeses o los franceses. A finales del siglo XIX, el castillo obtuvo ya la forma con la que ha llegado hasta la actualidad, salvo pequeñas reformas.
Cómo llegar al castillo de Sancti Petri
Como hacían los antiguos piratas, los visitantes llegan ahora al castillo de Sancti Petri por vía marítima. Bien montados en el ferry que sale desde los puertos deportivos de San Fernando de Cádiz y de Chiclana de la Frontera; o en kayak desde la playa de Sancti Petri o de la Punta de Boquerón de San Fernando.

El castillo tiene una zona museística en la que se pueden conocer la historia de la fortaleza, así como su construcción, los ataques y toda su evolución. Unos detalles que se explican en la visita, que siempre es guiada. Además, también hay referencias a la tradicional pesca de almadraba con la que se captura el famoso atún gaditano.
La fortaleza también acoge ahora actividades culturales como conciertos o eventos gastronómicos (hay un restaurante), además de estar disponible para celebraciones privadas. Las puestas de sol son uno de los atractivos naturales más potentes del islote, así como el avistamiento de aves.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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