Circolivo, la escuela de circo que fija población en la sierra de Cádiz

¿Cuándo fue la última vez que fuiste a ver artes escénicas? ¿Dónde fue? La respuesta será, seguramente, en una urbe de medio o gran tamaño. Cuando se habla del despoblamiento normalmente se tratan cuestiones básicas para el día a día como las opciones laborales, si existe escuela o no, si hay bar, tiendas o si pasa transporte público. Pero las ciudades también actúan como aspiradoras del arte, dejando desiertos culturales en muchas zonas rurales.

Afortunadamente, hay iniciativas que trabajan para contrarrestar esa dinámica. Y lo consiguen. Una de ellas es Circolivo, un proyecto de circo social y rural arraigado en Prado del Rey, al nordeste de la provincia de Cádiz. Hablamos con sus impulsoras, Marina y Álvaro, también fundadoras de la compañía de circo-teatro Arsalabrasa.

El COVID-19 les empujó a volver al pueblo

Marina y Álvaro cuentan con un amplio recorrido artístico. Tras dejar sus pueblos de origen, viajar y vivir por diferentes ciudades del mundo, igual que le ocurrió a muchas personas, la pandemia mundial del coronavirus les supuso un punto de inflexión. Decidieron que era el momento de volver a sus raíces. El lugar elegido fue el pueblo natal de Marina, Prado del Rey, rodeado de naturaleza. “Queríamos seguir con lo que hacíamos, pero enraizado en un sitio”, explica Álvaro.

Además de tener contactos previos en la zona, detectaron que a la sierra de Cádiz “solo había llegado el circo clásico de carpa”, mientras que “el social y contemporáneo no existía”. Para ver algo similar había que ir hasta Sevilla. De la nada, empezaron a construir ayudándose de una campaña de micromecenazgo. Con ella se dieron a conocer en la zona y lograron dinero para comprar los primeros materiales.

Los tres pilares de Circolivo: curso escolar, encuentro de circo y talleres para adultos

En la actualidad, el pilar de Circolivo son los cursos anuales que imparte en el gimnasio del instituto de Prado del Rey. Se prolongan de octubre a junio y, como la formación académica, se divide en tres trimestres. En ellos se enseñan técnicas básicas de circo como acrobacias –tanto terrestres como aéreas–, malabares y equilibrios para que los menores “ganen habilidades usando el circo como herramienta”. Este es el cuarto año que organizan el curso y hubo tal aluvión de alumnado que tuvieron que contar con un tercer profesor.

Han reformado una casa del siglo XIX para ofrecer talleres para adultos y crear un espacio para residencias artísticas en Prado del Rey

Cuando acaba el curso, llega otra pata fundamental de la iniciativa Circolivo: un encuentro de circo. Este año se celebró el pasado 24 mayo, con actividades durante todo el día. Como explica Álvaro, “es un espacio de unión del asociacionismo de Prado del Rey y de otras localidades colindantes”. Y es que la jornada se completa con puestos en los que los artesanos de la zona y diferentes colectivos (culturales, de mujeres, animalistas, etc.) dan a conocer su labor. Además, también hay talleres, un espectáculo de circo profesional y un concierto.

El tercer punto fuerte de Circolivo es la reforma de la “casa de Catalina”. Es una de las viviendas más antiguas de Prado del Rey, data del siglo XIX, y la están reformando para darle una doble función. Por un lado, sirve de local para realizar diferentes talleres y formaciones para adultos como acroyoga, acrobacia de cuerda, clown o handstand. Por otro lado, una parte de la casa se destinará a espacio para residencias artísticas. En su cuenta de Instagram se pueden seguir sus pasos.

La cultura también ayuda a fijar población en las zonas rurales

Circolivo no solo ha conseguido que Marina vuelva a Prado del Rey acompañada de su pareja. Esta iniciativa circense arraigada en un pequeño pueblo de la sierra de Cádiz es una clara apuesta por revitalizar las zonas rurales que ya está dando sus frutos. “Varias familias nos han dicho directamente que estamos fijando población, ya que se han decidido a venir al ver que había un proyecto cultural”, asegura Álvaro. “Es algo que solo hay en las ciudades. En Madrid, Barcelona, Sevilla… pero no es habitual que haya en un pueblo en medio de la sierra. Ayuda a dar vida a una zona que ha perdido población y que en los últimos años se está recuperando”, añade.

«El circo es una herramienta para crear ocio alternativo y de calidad frente al ocio alienante de ir al bar, beber alcohol, las adicciones…»

En la presentación de su proyecto hace cuatro años, mostraban estas intenciones con Circolivo: “Queremos desarrollar una iniciativa de circo social que esté enfocado en las áreas rurales porque entendemos que la única manera de revivirlas es que la población joven y activa haga cosas dentro de su comunidad”.

Hoy, el artista revalida estas palabras y cree que es importante en las zonas rurales porque “el circo une, es ilusión, compañerismo, amistad”. Además, sostiene que “es una herramienta para crear ocio alternativo y de calidad”, ya que fusiona deporte y arte, frente al “ocio alienante de ir al bar, beber alcohol, las adicciones…”. “El circo facilita crear una comunidad de personas que convive de manera más sana y saludable”, afirma Álvaro.

Prado del Rey, uno de los Pueblos Blancos de Cádiz

Prado del Rey es uno de los municipios de la Ruta de los Pueblos Blancos de Cádiz, ubicado entre la campiña de Jerez y la sierra de Grazalema. Si algo caracteriza a este municipio es la producción de miel artesana -se ha ganado el calificativo de “pueblo de la miel”- y la celebración anual de una feria de apicultura.

Entre su patrimonio histórico destaca el yacimiento romano y las salinas de Iptuci, un lugar donde los fenicios comenzaron a extraer sal hace 3.000 años y que hoy continúa en activo de manera artesanal, sin uso de maquinaria. Abren al público los fines de semana. Sin salir de Prado del Rey, es interesante acercarse al Centro de Interpretación Etnográfica de la Sierra de Cádiz, que profundiza en la cultura, costumbres y tradiciones de sus pueblos.