El gran concurso de paellas del verano que no está en Valencia (y nadie esperaba que estuviera aquí)

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23.07.2025

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Paellas de Getxo. Cedida por Festak.com / ITXAS ARGIA ELKARTEA
Paellas de Getxo (Vizcaya). Cedida por Festak.com / ITXAS ARGIA ELKARTEA

La paella es el plato más conocido mundialmente de la gastronomía valenciana. De hecho, el nombre viene del valenciano, lengua en la que significa “sartén”. El cultivo del arroz en La Albufera y los productos que había a mano en la huerta (pollo, conejo, caracoles, judías verdes, garrofón, tomate…) hicieron que tuviera un origen humilde. Los campesinos lo cocinaban al aire libre, con fuego de leña, y se comía directamente de la sartén.

Ahora bien, aunque parezca sorprendente, el País Vasco también ha tenido un papel fundamental en la evolución del plato estrella valenciano. Y es que la siderurgia abarató la fabricación de las paellas –o paelleras, como se le llama al recipiente fuera de Valencia–, lo que permitió que llegara a hogares más humildes. Hasta entonces, los agricultores cocinaban más en barro (como el arròs al forn o arroz al horno) y en otro tipo de sartenes en las que era más complicado lograr un grano suelto.

Las primeras recetas de la paella y el primer concurso son vascos

Una de las primeras recetas escritas sobre la paella está en libros de cocina vasca como Euscaldun cocinera (1864) o el recetario de Dolores Vedia (1873). La explicación es sencilla: hacer una paella en la Comunidad Valenciana es una tradición que se transmite de forma oral de generación en generación, por lo que nadie lo había dejado por escrito.

Paella valenciana
Paella valenciana. Por Manuel

Por otro lado, y estrechamente vinculado a la popularización del utensilio gracias a los Altos Hornos de Vizcaya, en 1956 comenzó a celebrarse el que hoy es el concurso de paellas más antiguo (y popular) del mundo. Fue en Getxo, una población costera a 16 kilómetros de Bilbao. El primer certamen valenciano (y eso sí, más prestigioso), el Concurso Internacional de Paella Valenciana de Sueca, comenzó en 1961.

Un concurso donde la fiesta es casi más importante que la paella

Un valenciano diría que el concurso de Getxo es más bien un encuentro festivo en el que compiten “arroces con cosas” y no paellas. Pero el nombre que tiene es el que es y no se lo hemos puesto nosotros: “Concurso Internacional de Paellas de Aixerrota”. Se celebra alrededor del día de Santiago (25 de julio), festivo en el País Vasco, en las campas de Aixerrota-Andra Mari.

En el concurso en sí participan alrededor de 150 personas cada año y, para evitar conflictos institucionales o civiles entre ambas comunidades autónomas, matizaremos que el jurado valora el sabor de los platos y no se ciñe a ningún tipo de receta tradicional. Así que lo mismo se pueden presentar paellas valencianas auténticas con los ingredientes canónicos aceptados, que un arroz a banda con sepia y gambas, un arroz negro con tinta de calamar, un arroz de verduras o, incluso, un arroz mixto que mezcle carne y pescado. ¡Todo vale si queda bueno!

Paellas de Getxo. Cedida por Festak.com / ITXAS ARGIA ELKARTEA
Paellas de Getxo. Cedida por Festak.com / ITXAS ARGIA ELKARTEA

A los ingredientes hay que añadir la decoración. Un valenciano o una valenciana estará pensando: “¡Claro, las ramitas de romero!”. Nada más lejos de la realidad. Quizás en otro intento de fusionar costumbres vasco-valencianas, las paellas de Getxo suelen presentar auténticas obras de arte encima del arroz que recuerdan a los ninots de las Fallas de Valencia. El icónico molino de Aixerrota con sus aspas, un león con el escudo del Athletic Club, una herramienta de cesta-punta, una grada del estadio de San Mamés, unos carruajes, la ikurriña, el escudo de Getxo, unos dantzaris vascos… Que conste que no nos hemos inventado nada, todo aparece en fotos de ediciones anteriores.

Las paellas de Getxo suelen presentar auténticas obras de arte encima del arroz que recuerdan a los ninots de las Fallas de València: el icónico molino de Aixerrota con sus aspas, un león con el escudo del Athletic Club, una cesta-punta, unos carruajes, la ikurriña, unos dantzaris vascos…

El certamen de Getxo tiene, en definitiva, poca sobriedad y mucha diversión. Aquí lo importante es la fiesta, participar en un evento popular que va acompañado de danzas tradicionales y de mucha música. Ganar es lo de menos. De hecho, la mayoría de las paellas que se cocinan ese día no llegan ni a presentarse ante el jurado. Otros centenares de personas no preparan ni arroz, simplemente se acercan a la zona a pasárselo bien. Unas 15.000 personas viven la fiesta en la parte «oficial», mientras que otras 15.000 se dan cita en unos descampados conocidos como «el Bronx», donde cada grupo se encarga de preparar el terreno y de montar unas casetas que llegan a ser auténticas obras de ingeniería.

Vista aérea de Getxo, en Vizcaya. Por Norberto Torriente
Vista aérea de Getxo, en Vizcaya. Por Norberto Torriente

El origen del Concurso Internacional de Paellas de Aixerrota

Todo se remonta, como tantas cosas, a una idea casual que tuvieron tres amigos –Damián Ayo, José Antonio Bilbao “Txirri” y Félix Yurrebaso– en 1956. Decidieron montar una fiesta alrededor de unas paellas, como recuerda la asociación cultural Itxas Argia, la responsable de la organización desde sus inicios. Poco a poco se fue apuntando más gente hasta llegar a la locura actual, en la que han participado personas de diferentes puntos del planeta –lo que explica el apellido “internacional” que le han dado al concurso–.

En la actualidad, todo lo que rodea al Concurso Internacional de Paellas de Aixerrota es un acontecimiento en Getxo: desde el montaje de las casetas, la barra y un pequeño escenario, hasta el sorteo de toldos (necesario para poder participar) y el desmontaje de la zona.

Getxo, un coqueto municipio costero con un puente de hierro gigante

El municipio de Getxo, en Bizkaia. Por JACOBO LOSADA
El municipio de Getxo, en Vizcaya. Por Jacobo Losada

Participes o no, el Concurso Internacional de Paellas de Aixerrota es un evento digno de ver. Aprovecha la escapada para conocer rincones tradicionales y bonitos como el puerto viejo de Algorta, una pequeña villa de pescadores entre antiguas construcciones y bares con pintxos junto al mar.

Si hace calor, hay diferentes playas para pegarse un baño: Las Arenas, en zona residencial; Ereaga, junto al casco urbano; Arrigunaga, bajo los acantilados de La Galea; Gorrondatxe, muy salvaje y peculiar, entre abruptos acantilados, con césped y sistema dunar; o la playa de Barinatxe, de fuerte oleaje.

Puente de Vizcaya, Portugalete.
Puente de Vizcaya, Portugalete. Por tichr

La ruta por los acantilados de La Galea y Aixerrota, en la zona donde se celebra el concurso de paellas, es un buen recorrido para descubrir paisajes impresionantes de la costa de Vizcaya. Podremos ver acantilados y puntos de interés como el molino de Aixerrota, el fuerte de La Galea, la iglesia de Andra Mari, el faro o el cementerio de Nuestra Señora del Carmen, de estilo neoclásico.

Una de las visitas imprescindibles de Getxo es el Puente de Vizcaya, también conocido como Puente Colgante. Es un coloso de hierro construido a finales del siglo XIX para unir el barrio de Las Arenas y Portugalete en el punto donde el mar se encuentra con el río Nervión. Está declarado Patrimonio de la Humanidad.

Raquel Andrés

Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.

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