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Desde hace más de 30 años, la capital de la Ribagorza oscense rinde homenaje cada verano a su producto estrella: la longaniza de Graus. Se celebra el último sábado de julio y se ha convertido en una fiesta XXL: se asa una longaniza kilométrica en una parrilla de 25m2, se reparten raciones para 8.000 personas, posee dos récords Guinness y está declarada como Fiesta de Interés Turístico de Aragón. Es el Día de la Longaniza.
El origen del Día de la Longaniza de Graus

Pero, ¿cómo nació este evento XXL que cada verano sitúa a Graus en el mapa? Los tres productores locales de longaniza (Embutidos Aventín, Embutidos Artesanos Melsa y Casa Maella) decidieron organizar una fiesta con el objetivo de promocionar su producto y atraer visitantes al pueblo, como sucede en tantas y tantas ferias gastronómicas rurales. Así, en 1991 se celebró la primera fiesta en torno al comercio y al turismo. El verano siguiente, en 1992, se anuncia ya como Fiesta de la Longaniza, el Comercio y el Turismo, dando inicio a lo que hoy es la Fiesta de la Longaniza de Graus, aunque con un formato muy diferente del actual.
En aquella primera edición, los productores sacaron pequeñas barbacoas a la calle y repartieron degustaciones de su longaniza en la plaza Mayor de Graus. No tuvo nada que ver con la gran fiesta que conocemos hoy, pero el éxito de la convocatoria sirvió a estas empresas artesanas para dejar de verse como competencia directa. Al contrario, se dieron cuenta de que juntas podían hacer cosas en beneficio del gremio, y se agruparon en la Asociación de Fabricantes de Longaniza de Graus.
La herencia de las matacías tradicionales de Aragón

Desde luego, los tres fabricantes tenían entre manos una auténtica delicia gastronómica. La longaniza ya era un producto típico y reconocido en Graus, herencia de las tradicionales matacías o mondongos que se practican desde antaño en los pueblos aragoneses. Es decir, de la matanza del cerdo y la posterior elaboración de embutidos. En sus orígenes, la matacía era más un acontecimiento social y familiar que un negocio.
El establecimiento de la asociación de fabricantes supuso que Longaniza de Graus pasase a ser una marca registrada colectiva. Los productores redactaron entonces un reglamento de uso y elaboración, que establece diferentes parámetros de calidad. Por ejemplo, está determinado el porcentaje de cada carne que se emplea, los condimentos que se pueden utilizar o el tiempo de curación del embutido.
La Longaniza de Graus, un producto de calidad acreditada

La receta de la Longaniza de Graus incluye carne magra de cerdo (no menos de un 70%); panceta, papada o tocino (no más de un 30%); y especias como sal, pimienta, orégano, nuez moscada, anís o vinos olorosos, clavo y otras especias (salvo pimentón). La masa, que debe ser homogénea y estar bien ligada, se embute en tripa de cerdo natural y se presenta en forma de herradura, de entre 20 y 70 centímetros.
La longaniza se elabora siempre de forma natural y artesanal, con ingredientes de máxima calidad. Se deben cumplir los requisitos mínimos y, después, cada productor le da su toque personal y secreto. De hecho, los tres productores autorizados presentan ligeras diferencias de sabor en el resultado final, aunque siempre con un producto reconocible y de la máxima calidad. Actualmente, su excelencia está acreditada por el sello C’Alial de calidad alimentaria del Gobierno de Aragón.
Una Longaniza de Graus de récord Guinness

Tras varios años organizando con éxito el primigenio Día de la Longaniza, la asociación valoró iniciativas para ir un paso más allá y darle un impulso a su fiesta. Así, en 1996 se marcaron el reto de elaborar la longaniza más larga del mundo. Y lo consiguieron: 550 metros y 339 kilos de longaniza que quedaron certificados en el Libro Guinness de los Récords como el embutido más largo del mundo. Además, elaborada de forma artesanal, empleando la tripa de 165 cerdos.
En aquella ocasión, tras conseguir el récord, los fabricantes se encontraron con un pequeño problema. La fiesta fue un gran éxito y el récord les dio mucha visibilidad, pero no tuvieron más remedio que trocear la longaniza para poder cocinarla en sus pequeñas parrillas, y les dieron las tantas de la madrugada asando el embutido. Así que para la siguiente edición, decidieron darle una nueva vuelta de tuerca al Día de la Longaniza.
Una parrilla de 25 m2 y una grúa para voltearla

De esta forma, surgió la gran idea. ¿Por qué no construir una parrilla gigante para poder asar la longaniza de una sola vez? Dicho y hecho. En la siguiente edición, la de 1997, se introdujo el elemento más espectacular de la fiesta: una parrilla de 25 m2. En ella se puede asar una longaniza de más de una tonelada de peso y cerca de un kilómetro de longitud. ¿Y cómo le damos la vuelta a semejante parrilla? Pues con una grúa telescópica. Espectacular.
La Fiesta de la Longaniza de Graus en la actualidad

Actualmente, la Fiesta de la Longaniza es mucho más que una degustación gratuita del producto artesano de un pueblo. El programa de actos se inicia el día anterior con el Longaniza Fest, una muestra gastronómica con recetas de vanguardia con la longaniza de Graus como protagonista. Para la inauguración, se corta una cinta… de longaniza, cómo no.
También hay actuaciones en directo, talleres y actividades infantiles, castillos hinchables, visitas guiadas al centro histórico del pueblo, un mercado artesano e incluso un concurso de rodeo en cerdo mecánico, una de las actividades con más éxito de las últimas ediciones. El crecimiento del festejo y su excelente organización, con el apoyo de las instituciones locales, le valieron en 2013 la declaración como Fiesta de Interés Turístico de Aragón.
Una fiesta que gira en torno a la Longaniza de Graus

El epicentro de la fiesta, no obstante, sigue siendo la degustación de la longaniza más grande del mundo. Previamente, los visitantes pueden observar el proceso de elaboración y embutido de la longaniza. Lo llevan a cabo en plena calle unas 25 mujeres de la asociación Santa Águeda, que pasan la tarde embutiendo y colocando la longaniza en la parrilla gigante antes de proceder a su cocción
El asado de la longaniza se inicia sobre las 20:00 horas en la calle principal de Graus, cortada para la ocasión. Las brasas sobre las que se sitúa la parrilla son de carbón vegetal y alcanzan los 400 grados centígrados. El momento cumbre del Día de la Longaniza es el volteo de la parrilla con la grúa. Gradenses y visitantes lo aguardan con ansia durante un año. De ninguna manera nos lo podemos perder.
La figura del tastador de la longaniza de Graus

Posteriormente, para dar el visto bueno al punto de cocción, entra el juego la figura del tastador, que los organizadores introdujeron en la edición del 2011. Tradicionalmente, en las matacías, esta figura se encargaba de probar el producto en crudo y rectificar el punto final de condimentación de la longaniza.
En la versión de la fiesta, lo encarna algún personaje público relacionado con Graus, a modo de homenaje En 2025, el honor ha correspondido a la periodista Pepa Fernández (RNE). Lógicamente, por razones sanitarias, no se prueba la masa de la longaniza en crudo, sino ya cocinada, para dar el visto bueno y el pistoletazo de salida a la degustación. ¡A comer!
Lo que comenzó como un pequeño evento de promoción y degustación por parte de los productores locales de Longaniza de Graus, se ha convertido en una cita ineludible en el calendario festivo de La Ribagorza. Un espectáculo de récord que sigue creciendo, digno de ver… y de probar.
Qué ver y qué hacer en Graus

Más allá de su gran fiesta, Graus tiene mucho que ofrecer al visitante. Ubicada a la sombra de los picos más altos del Pirineo y con unos 3.500 habitantes censados, la capital de La Ribagorza cuenta con un patrimonio histórico y cultural muy interesante. Graus está declarado conjunto Histórico-Artístico desde 1975. Además, posee un entorno natural privilegiado, en el que encontraremos actividades de ocio para todos los gustos.
Un casco histórico con aroma medieval

Un paseo por el casco histórico de Graus nos permitirá respirar su aroma medieval y descubrir joyas como su plaza Mayor, varios tramos de la muralla antigua o distintas casas señoriales destacadas, como las de Mur, Torquemada, el Barón, Heredia o Bardaxí. También se organizan visitas guiadas para grupos, que se pueden reservar en la oficina de Turismo de la localidad.
Con respecto al turismo cultural, el Museo de Iconos y el Museo de Historia y Tradiciones son de acceso gratuito. El Espacio Pirineos, por su parte, es un buen punto de inicio para adentrarse en los pormenores de la cordillera pirenaica. Además de ofrecer información detallada, acoge eventos culturales y divulgativos. Las fiestas patronales de Graus, que se celebran en septiembre, están declaradas de Interés Turístico Nacional.
La basílica de la Virgen de la Peña, la joya de Graus

A las afueras del pueblo se conserva un puente medieval, el llamado Puente de Abajo, sobre el río Ésera. Asimismo, la basílica de la Virgen de la Peña, de estilo gótico-renacentista, es un símbolo del Graus. Destacan su pórtico y el claustro, con un magnífico mirador que se abre a los valles colindantes y al entramado urbano de la localidad. La visita es gratuita y permanece abierta durante todo el año.
Por último, en los pueblos del municipio de Graus podemos encontrar auténticas joyas. Dos buenos ejemplos son la ermita románica de Pano y el castillo medieval de Fantova. En Panillo se ubica el templo budista Dag Shang Kagyu, que nos permitirá ‘viajar’ al Tíbet sin movernos de Aragón.
Graus, la puerta a los picos más altos del Pirineo

El patrimonio natural de Graus no es menos atractivo: al contrario. El pueblo se ubica en la confluencia de los ríos Ésera e Isábena, cerca del embalse de Joaquín Costa. Es un entorno privilegiado para practicar actividades de aventura y acuáticas como el barranquismo, el rafting o el kayaking.
Además, Graus es una puerta de entrada perfecta para visitar el Pirineo aragonés. El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y los Parques Naturales Posets-Maladeta y el de la Sierra y los Cañones de Guara, quedan al alcance de la mano. Se pueden practicar deportes de montaña como escalada o vías ferratas, aunque las actividades estrella son el senderismo y las rutas BTT. Hay numerosas opciones aptas para todos los gustos y niveles, incluida una etapa del Camino de Santiago por la Ribagorza.
Miguel Perez
Me encanta el fútbol, leer, viajar, descubrir nuevos destinos y contártelos