
La palabra ‘troglodita’ puede recordarnos a la serie de los años 60 Los Picapiedra. O a la película Los Croods, depende de la edad de quien la escuche, por poner dos ejemplos de ficción. Estas referencias pueden tener cierto punto peyorativo, asociado a un carácter bárbaro y tosco (Pedro Picapiedra y Grug Crood no han ayudado demasiado a la imagen del colectivo). Pero lo cierto es que ese sustantivo también hace referencia –según la RAE– a personas que habitan en cavernas, algo que no tiene que ver con la actitud. Y, si no, que se lo digan a los habitantes del barrio más conocido de Guadix, en Granada.
Un barrio con más de 2.000 cuevas

Aunque el uso de la cueva como vivienda se remonta a miles de años atrás, esta costumbre no ha desaparecido. Incluso se podría decir que se ha convertido en un ejemplo de eficiencia energética, ahora que las temperaturas son cada vez más extremas: su interior se mantiene fresco en verano y templado en invierno. Por ejemplo, dentro de las 2.000 cavernas convertidas en vivienda del barrio de Cuevas de Guadix siempre hay entre 18 y 20 grados. Un ambiente que en los edificios modernos solo se consigue con calefacción o aire acondicionado.
El Centro de Interpretación Cuevas de Guadix ofrece la oportunidad de conocer cuál ha sido la trayectoria del barrio. A través de personajes como Pedro, el Picaor, se explica cómo se habitaba y se habita en estas peculiares construcciones. Así, es posible entrar en el domicilio de la familia Cruz Úbeda (1928-1980), que fueron los últimos propietarios de la casa que se ha conservado a modo de centro expositivo.

Quienes acceden a ella pueden pasear por sus estancias, que se reparten en dormitorios, cocina, sala de utensilios de trabajo o despensa. También pueden entender el sistema de ventilación (no hay puertas, se usan cortinas) y disponen de recursos audiovisuales para completar la información que se adquiere con la experiencia. Desde fuera, se puede apreciar cómo las construcciones han moldeado el paisaje del pueblo con sus paredes blancas y sus chimeneas. En un principio cobijaban a personas desplazadas, ahora son una auténtica atracción turística.
Qué más hay que ver en Guadix
Pero no solo la parte troglodita de este rincón de Granada es interesante. Los orígenes del pueblo se remontan a la Prehistoria, aunque los años en concreto no están determinados. Según excavaciones arqueológicas, parece ser que en la Edad de Bronce ya había habitantes en la zona, así como más tarde hubo asentamientos íberos.

Lo que sí está claro es que los romanos tuvieron aquí un hogar. De hecho, en el año 2008, se descubrieron los restos de un teatro romano del siglo I durante la excavación de un terreno en el que se iba a construir un parking. El proyecto destinado al aparcamiento se paró y ahora es posible ver los vestigios de aquel centro de entretenimiento de la época imperial.
Además de los romanos, por aquí también pasaron los musulmanes, que construyeron la Alcazaba del siglo XI para protegerse de los ataques de los cristianos, quienes finalmente se hicieron con la fortaleza. Actualmente, aún se mantienen en pie algunas torres, como la del Homenaje, y la muralla. En 1931 obtuvo el título de Monumento Artístico Nacional.

Entre el patrimonio sacro destaca, cómo no, su catedral consagrada a la Encarnación. Originaria del siglo XVI, terminó de construirse en el siglo XVIII y presenta una amalgama de estilos arquitectónicos como el gótico, barroco y renacentista. En su interior acoge una réplica de La Piedad de Miguel Ángel, interesante por su similitud con la original. Otra visita interesante es la iglesia de Santiago –también Monumento Nacional– que fue erigida en el siglo XVI y es obra del arquitecto Diego de Siloé.
De paseo por el núcleo urbano, los visitantes también se encontrarán con el palacio de Villalegre, que sirvió de residencia a los marqueses homónimos en el siglo XVI. Así como con la plaza de la Constitución, conocida como la de las Palomas, donde se asientan el ayuntamiento y el arco de San Torcuato.
Una de las mejores épocas para visitar Guadix es a finales de verano. El 6 de septiembre se celebra el Cascamorras, una fiesta declarada de Interés Turístico Internacional y que comparte con Baza, el pueblo vecino. Los orígenes de la festividad datan del siglo XV, cuando un vecino de Guadix encontró una talla de la Virgen de La Piedad en Baza tras la ocupación musulmana.
Las mejores vistas de Guadix
En Guadix hay dos puntos en los que la vista puede dirigirse al infinito, sin que haya paredes que la bloqueen. Uno de ellos es el mirador de la Magdalena, desde donde se puede otear el pueblo. El otro es el mirador del cerro de la Bala, que también ofrece una panorámica espléndida del lugar y de Sierra Nevada, guardiana de Granada.

Curiosamente, la imagen de Guadix se ha proyectado en todo el mundo, aunque puede que no todos hayamos sido conscientes de lo que estábamos viendo. O más bien, del lugar. Resulta que el pueblo ha sido escenario de más de 300 producciones audiovisuales entre cine y televisión. Una de las más famosas es la película Indiana Jones y la última cruzada, en donde se puede ver la estación de ferrocarril del pueblo. Hay que aclarar que en la ficción no es Guadix, sino Iskenderun.
Más recientemente ha servido de localización para escenas de la serie Emerald City, en la que también aparece el castillo de La Calahorra. Pero donde más triunfó como escenario fue en el género del ‘spaghetti western’, ya que algunas localizaciones de películas tan conocidas como La muerte tenía un precio; El bueno, el feo y el malo; o Hasta que llegó su hora se situaron en esta localidad y sus alrededores desérticos. Charles Bronson, Henry Fonda, Harrison Ford, Clint Eastwood o Klaus Kinski fueron algunos de los grandes nombres de la pantalla que se pasearon por aquí. ¿Quiénes serán los próximos?
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.