La Seu d’Urgell, la entrada románica a Andorra

Los territorios fronterizos suelen ser espacios enriquecidos por las mezclas culturales, sociales y económicas. Enclaves históricos de intercambio de mercancías y de saberes. Hoy nos detenemos en uno de estos municipios, La Seu d’Urgell, en la provincia de Lleida. Para muchos es un simple lugar de paso, o donde aparcar el coche para coger el autobús a Andorra, pero guarda muchos tesoros que bien merecen un alto en el camino.

Una catedral única y un obispo que es jefe de estado de otro país

Empezamos a visitar La Seu d’Urgell por su gran joya: la catedral de Santa María. Tiene la relevancia de ser una de las dos catedrales románicas que se conservan -sin uso de otros estilos- en toda España, junto con la catedral vieja de Salamanca.

Otra curiosidad es que el titular del templo, el obispo de Urgell, es el jefe de estado de un país. Sabemos que de España no es, ¿entonces de dónde? Resulta que es uno de los copríncipes de Andorra y, por tanto, uno de sus jefes de estado. Comparte el cargo con el presidente de la República Francesa.

Estos cargos proceden del acuerdo de los Pareatges del siglo XIII para reducir las tensiones existentes en la zona. Esta ocupación no le llevará muchos quebraderos de cabeza al obispo ni al presidente francés, ya que sus funciones son simbólicas. Ahora bien, sí son necesarias sus firmas para promulgar leyes de cierta importancia.

Un templo con apariencia de castillo

Volvemos a la catedral de Santa María. Se comenzó a construir en el siglo XI en el lugar donde, anteriormente, hubo cuatro templos más. Tiene unos gruesos y sólidos muros que hacen que tenga una apariencia de castillo más que de lugar de culto. De hecho, sirvió como fortaleza de protección en un asedio que sufrió La Seu d’Urgell en 1195.

El templo tiene unas grandes dimensiones y sigue un estilo románico catalán con influencias del románico lombardo. Durante el Barroco, se escondió parte de la fachada con capas de yeso. Fue el arquitecto Josep Puig i Cadafalch quien impulsó la recuperación de la apariencia original en el primer tercio del siglo XX. Así luce hoy: es una catedral de piedra robusta y sin ornamentación.

El interior es apabullante por los 18 metros de altura de la nave principal y por el grosor de las columnas. También es austero, así que todas las miradas van a la talla policromada de la Virgen de Urgell, que es la patrona de la ciudad. Destaca también su claustro y los más de 50 capiteles ornamentados con diferentes motivos vegetales, de personas y del bestiario popular. Verdaderas obras de arte del románico.

Qué ver en La Seu d’Urgell

La Seu d’Urgell es un municipio con más de 12.000 habitantes que recibe visitas todo el año de personas que se dirigen, sobre todo, a Andorra. Además de ver la catedral de Santa María, recomendamos perderse por las calles de su casco antiguo. El corazón es la plaza dels Oms, un espacio con mucho simbolismo para los locales, donde se ubica la Casa de la Ciudad (el Ayuntamiento).

Recomendamos seguir paseando por la plaza Patalín y el Palacio Episcopal, enclavados entre bonitas calles adoquinadas, y conocer el molino de Soldevila, de mediados del siglo XVI. En la arquitectura de La Seu d’Urgell destaca Cal Serrano, del gótico civil, que se alza entre la calle Mayor y la calle de Santa María. Cerca, yendo hacia la calle de los Canonges, podemos contemplar el Portal Viejo de Andorra, el vestigio más destacable del antiguo conjunto de murallas que protegían el municipio.

En el centro se establece también el mercado semanal ambulante de los martes y sábados, una tradición centenaria que atrae a habitantes de los pueblos de los alrededores e incluso de Andorra. Se puede comprar de todo, desde frutas, verduras y hortalizas, hasta ropa, calzado, flores y plantas, menaje, embutidos y quesos, encurtidos, golosinas o productos de droguería. Un momento en el que las calles céntricas cobran mucha vida.

Los amantes del arte pueden visitar el Museo Diocesano de Urgell, que alberga una importante colección de arte sacro desde la Edad Media hasta el Barroco. Y como una escapada rural sin gastronomía estaría coja, no te puedes ir de La Seu d’Urgell sin probar platos típicos como la escudella y el trinxat de montaña.

Un privilegiado entorno natural a los pies de los Pirineos

Quienes buscan aventura en sus escapadas, tendrán muchos planes para hacer en La Seu d’Urgell. Los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 dejaron una huella en el municipio con la creación del Parque Olímpico del Segre. Es un canal artificial junto al río que sirve como centro de actividades acuáticas. Aquí se puede practicar rafting, kayak y piragüismo.

Al ser un municipio enclavado en el corazón del Pirineo catalán, La Seu d’Urgell es también un destino ideal para practicar senderismo. El parque de La Valira es un espacio al aire libre que permite hacer paseos agradables y asequibles para todos los públicos. Es un parque urbano en plena naturaleza, con bosques de pino verde y rojo junto al río. Un remanso de paz con zona de picnic.

Si queréis caminar un poco más, podéis hacer la ruta circular PR-C 62 que nos acerca al entorno natural del municipio por el norte. Tiene 9,5 kilómetros y 368 metros de desnivel positivo. Pasa entre bosques, pistas y senderos que llegan hasta las localidades de Anserall y Calvinyà. En el sur hay otra ruta circular de dificultad similar, la PR-C 61, con 9,7 kilómetros y 414 metros de desnivel.

Podéis contemplar una buena panorámica del entorno de La Seu d’Urgell en el mirador de la Trava, que está en la parte alta que une la pista forestal entre la carretera de Ortedó y la de Tuixent. Ofrece vistas de los valles de la comarca de l’Alt Urgell, del Pirineo de Lleida y de parte del Pirineo de Huesca, pudiendo llegar a apreciar el colosal Aneto en días con buena visibilidad.