Índice
- 1. Cudillero, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
- 2. Albarracín (Teruel)
- 3. Majaelrayo (Guadalajara), uno de los pueblos negros con más encanto
- 4. Casares, el pueblo malagueño que parece sacado de un cuento
- 5. Hondarribia (Guipúzkoa)
- 6. Madriguera (Segovia)
- 7. Villajoyosa (Alicante), uno de los pueblos más coloridos de España
- 8. El Risco (Las Palmas)
Si hay algo que no se puede discutir es que la geografía española está cargada de pueblos con embrujo, capaces de cautivarte por su olor, por su sabor o incluso por su color. No es broma, tenemos rincones que pueden hacer que te rindas a sus encantos para siempre en un abrir y cerrar de ojos, que es el tiempo suficiente para grabar en tu memoria una fotografía inolvidable. Te invitamos a recorrer algunos de los pueblos más coloridos de España y verás que no exageramos… parecen sacados de un cuento. Aunque, para gustos, los colores.
1. Cudillero, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
Desde luego, el que inventó el dicho podría ser de Cudillero (Asturias), una villa marinera multicolor que te dejará con la boca abierta. Sus casas están dispuestas en forma de anfiteatro y mirando al mar que, precisamente, mucho tiene que ver con el estallido de color que presenta la localidad asturiana. De hecho, la historia de este municipio no se entiende sin la pesca y precisamente fueron los pescadores quienes conformaron esta postal de ensueño tras bañar las fachadas de sus casas con la pintura que les había sobrado después de pintar sus barcas.
Turismo de Asturias define a Cudillero como ‘la villa invisible’, ya que «de todos pueblos marineros del Cantábrico, es el único que no se ve ni desde tierra, ni desde la mar, al estar ubicada en un recodo natural». Sin embargo, al llegar te aguardan infinidad de atractivos. En Cudillero podrás degustar un marisco de lo más sabroso y pasear por un entramado de calles que parecen desplomarse hacia el mar. Disfrutarás de su arquitectura indiana y podrás visitar la iglesia de San Pedro o la capilla de El Humilladero. Como ves, lo de invisible acabará quedándose en una anécdota.
2. Albarracín (Teruel)
¿Te imaginas todo un pueblo de color rosa? Te invitamos a conocer Albarracín (Teruel), una villa que llama la atención de cualquier persona que la visite por muchos motivos. Entre ellos, por el color tirando a rojizo que domina todas sus edificaciones, lo que se debe al uso del yeso rojo a la hora de construirlas.
Un paseo por esta localidad turolense te dejará grandes fotografías en la memoria. Allí podrás visitar su famosa catedral, el Palacio Episcopal, las ermitas de San Bárbara y Santo Cristo y varios museos. Entre ellos, el Diocesano o el de los juguetes, ubicado en una casa rústica típica de la localidad, donde se exponen piezas del año 1800.
3. Majaelrayo (Guadalajara), uno de los pueblos negros con más encanto
Y recién sacada de un cuento también parece la localidad de Majaelrayo, ubicada en la sierra del Ocejón, a 65 kilómetros de Guadalajara. En este caso, nos vamos a una de las localidades más representativas de la ruta de los pueblos de la arquitectura negra. Sí, como ves, el color que domina la estampa de Majaelrayo es el negro y se debe al uso de la pizarra combinada con madera en la construcción de sus edificaciones.
En esta localidad cobran especial importancia tres fuentes, la del Caño (S.XVIII), la fuente Buena y la fuente de las Cabezadas. Además, podrás visitar los baños de Robledo, donde antaño acudían residentes y visitantes a probar sus aguas curativas.
4. Casares, el pueblo malagueño que parece sacado de un cuento
Que Andalucía atesora pueblos que parecen sacados de un cuento no es ningún misterio para nadie. Y precisamente el color vuelve a tener mucho que ver en la belleza de estas villas. Seguro que has visto en más de una ocasión la típica postal de pueblos completamente blancos, cuya nota de color la ponen únicamente las flores en los balcones. Pues Casares, ubicado en el corazón de la Costa del Sol malagueña, es uno de ellos. El hecho de que las edificaciones de esta villa, declarada Conjunto Histórico Artístico en 1978, estén pintadas de blanco también tiene su explicación. Pues el reflejo de los rayos del sol en las fachadas en verano permite que el interior de las casas se mantenga a una temperatura más fresca.
Casares vio nacer al escritor y padre de Andalucía, Blas Infante, y allí podrás conocer su casa natal, que es uno de los atractivos turísticos del municipio malagueño. Durante tu visita también descubrirás el castillo de Casares, los baños de la Hedionda o las diferentes playas con las que cuenta el municipio, a pesar de ser de interior y reposar en lo alto de una colina. ¿A que es curioso?
5. Hondarribia (Guipúzkoa)
Hondarribia no puede quedarse fuera de un listado que recoja los pueblos más coloridos de España, ya que es uno de esos destinos que no deja indiferente a ningún turista. Su pequeño casco urbano amurallado es el legado del pasado defensivo de esta villa marinera que, al igual que otras zonas fronterizas, debió resguardarse de múltiples ataques. Sin embargo, estos restos arquitectónicos no son el único atractivo de esta bella localidad vasca, bañada por la bahía de Txingudi.
Durante tu escapada a Hondarribia encontrarás infinidad de planes, desde pasear por su casco antiguo y conocer la puerta de Santa María o el Castillo de Carlos V, como descubrir cada uno de los rincones del pintoresco barrio de pescadores cargado de casas de colores.
6. Madriguera (Segovia)
Madriguera es otro de esos lugares que parecen sacados de un cuento. Este pueblo segoviano, ubicado en la sierra de Ayllón, forma parte de los denominados ‘pueblos rojos‘ y es, sin duda, uno de los más fotografiados por turistas llegados de todas partes del mundo.
Y si, que la arquitectura de esta villa sea de color rojo tiene su explicación, que el material con el que están construidas las casas contiene arcilla y piedra ferruginosa. Así que las edificaciones deben su color a un alto contenido en hierro en sus materiales. Durante tu escapada a este bonito pueblo segoviano te recomendamos la visita a la iglesia de San Pedro y pasear por sus calles para disfrutar de la arquitectura tan peculiar del lugar que, por cierto, cuenta con un lavadero que según Turismo de Segovia fue recuperado de las ruinas.
7. Villajoyosa (Alicante), uno de los pueblos más coloridos de España
Y si hablamos de los pueblos más coloridos de España no podemos olvidarnos de Villajoyosa, en la provincia de Alicante. Esta villa marinera de la Marina Baixa tiene impregnado en su casco antiguo, considerado Conjunto Histórico Artístico, el ADN de la pesca. De ahí el estallido de color de las casitas típicas de lugar, ya que también aquí, los marineros utilizaban para sus casas la pintura sobrante de revestir los cascos de sus barcos.
Sin embargo, en este este municipio de la Costa Blanca encontrarás preciosas playas si decides visitarlo en verano, y mucha historia, gracias a la cantidad de objetos recuperados en diversas excavaciones de civilizaciones pasadas. Durante tu escapada a Villajoyosa podrás conocer detalles del día a día de los fenicios o los egipcios que habitaron la zona.
Y si eres de los que te gusta la arquitectura religiosa, no puedes perderte la visita a la iglesia Nuestra Señora de la Asunción, de estilo gótico (S.XVI), o la ermita de San Antonio, dos templos muy apreciados en el lugar.
8. El Risco (Las Palmas)
Y de Alicante nos vamos a Las Palmas, donde encontrarás el Risco de San Juan, un lugar multicolor que no podemos dejarnos atrás en este listado de los pueblos más coloridos de España. En este lugar, al igual que en Cudillero (Asturias), fueron los pescadores quienes decidieron que la estampa fuese todo un estallido policromático. Según detalla Turismo de Canarias, las casas de colores «empezaron a emerger en el siglo XVII» y varios siglos después, el barrio amanece con los primeros rayos del sol «y se apaga gradualmente mientras este cae por el oeste. Entonces, los rayos postreros caen como antorchas que prenden primero una veintena de viviendas, luego apenas diez y finalmente cinco, cuatro, tres, dos, una y ninguna, hasta que el barrio queda sumido en sus propias luces y sombras».
Así, el paseo por su entramado de calles y callejones cargados de macetas invita a descubrir un juego de luces que no deja indiferente a nadie, y es que la luz del Risco de San Juan fue inmortalizada, incluso, por el destacado pintor vanguardista canario Jorge Oramas, en los años 30. Y no te puedes ir del lugar sin visitar la ermita de San Juan, que aguarda en su interior una talla de la Virgen de la Antigua, del artista Pedro de Camprobín.
Verónica Gómez
Periodista, madre de Hugo y Enzo a tiempo completo e investigadora incansable, diría que hasta cuando duermo. Antes en Crónica Global, El Liberal y El Mundo Catalunya
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