Mar de la Carrasca: reseteo emocional entre bosques y montañas

Escrito por

18.02.2025

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Mar de la Carrasca.
Por: Mar de la Carrasca.

De vez en cuando, todos necesitamos hacer un reseteo emocional. Parar para poder volver a empezar. Desconectar del mundo, reconectar con nosotros mismos y con nuestra pareja. Recuperar nuestra intimidad. Pues bien, Mar de la Carrasca es uno de esos lugares donde podemos recuperar esa ansiada sensación de paz interior.

Ubicado en plena naturaleza, entre los bosques y montañas del Parque Natural de Peñagolosa (Castellón), este alojamiento rural ofrece autenticidad. Paisajes sobrecogedores, desconexión digital, experiencias enfocadas al relax y una decidida apuesta por la sostenibilidad completan su propuesta. Mar de la Carrasca se enmarca en el término municipal de Villahermosa del Río, en la comarca del Alto Mijares, muy cerca del límite provincial con Teruel.

Mar de la Carrasca: el nacimiento de un proyecto de vida

Mar de la Carrasca.
Por: Mar de la Carrasca.

Mar de la Carrasca nació hace ahora un cuarto de siglo, pero no como proyecto empresarial, sino vital. Así lo explica Alberto, propietario e impulsor de alojamiento junto a su pareja, Isabel: “Habíamos estudiado bellas artes y nos dedicábamos a ello, pero nosotros queríamos vivir en la montaña. Entonces encontramos esta casa, que llevaba unos 50 años abandonada. Buscamos al dueño, le propusimos comprársela, nos la vendió por muy poco dinero y pudimos empezar”.

Así, de las ruinas de una antigua masía comenzó a brotar lo que hoy es Mar de la Carrasca. “Lo fuimos arreglando poco a poco, de manera artesanal y siempre con nuestras manos”, señala Alberto. En primer lugar, rehabilitaron la masía principal, que es donde ellos viven. Posteriormente, construyeron las dos estancias de las que actualmente consta el alojamiento rural: el Barco y la Casa Flotante.

Dos alojamientos para parejas donde gozar de intimidad

Mar de la Carrasca.
Por: Mar de la Carrasca.

Según nos cuenta Alberto, “cada casa surge de una circunstancia distinta, porque las hicimos en momentos diferentes de nuestra vida”. La primera en ver la luz fue el Barco. Lo hizo sobre las ruinas de un antiguo establo, rehabilitado con sus propios materiales (tejas rotas, troncos, arcilla…) y con la idea de “crear un espacio singular donde el contenedor arquitectónico sea, en sí mismo, una experiencia sensorial”.

El Barco, concebido para “parejas que quieran gozar al máximo de su intimidad”, dispone de salón comedor, cocina, baño y una habitación doble, en un espacio tipo loft que incluye una bañera integrada. Destacan su singular arquitectura y sus enormes ventanales con vistas a la quietud del bosque. Todo enfocado a conseguir esa sensación de paz, quietud, calma y desconexión.

Mar de la Carrasca.
Por: Mar de la Carrasca.

Tras finalizar este primer alojamiento, los propietarios decidieron continuar y se lanzaron a construir la Casa Flotante. “Tiene un toque más oriental, nos inspiramos en la ‘Era flotante’ de la historia de Japón”, comenta Alberto. Esta estancia dispone de cocina independiente, bañera, estufa de leña y una espectacular terraza con vistas al bosque. Destaca sobre todo ello una sala del agua, inspirada en la formas del hammam marroquí, que pretende ser “el corazón de la casa”.

Aunque la cobertura móvil sí que llega hasta la zona, ninguno de los alojamientos dispone de televisión o de red wifi. “No tendría ningún sentido en el concepto que queremos desarrollar”, comenta Alberto.

Una atención casi personal en un hogar compartido

Mar de la Carrasca.
Por: Mar de la Carrasca.

La visión de Alberto e Isabel sobre lo que debía ser el alojamiento rural les hizo centrarse en ofrecer “hospitalidad real”, con una atención casi personalizada, aunque sin invadir la intimidad del cliente. “Para nosotros, esto es más un hogar compartido que un alojamiento”, señala.

“Al final, trabajamos casi en exclusiva para cuatro personas: cultivamos la tierra, recolectamos, cocinamos con fuego de leña, lo preparamos todo y se lo llevamos a su casa”, detalla. “Todo está hecho con extremo cariño, porque lo hacemos para nosotros”, agrega. Y su recompensa llega “cuando viene alguien con sensibilidad y entiende que no está en un negocio sino en una forma de vida, en algo auténtico”.

El objetivo de Mar de la Carrasca: crear sensaciones auténticas

Mar de la Carrasca.
Por: Mar de la Carrasca.

En conjunto, y como resalta Alberto, el espíritu de Mar de la Carrasca es “acoger a personas y darles un lugar de encuentro para dos”. “Esto es algo distinto, es auténtico, tiene contenido -continúa-. En la época en que se venden imágenes de Instagram, nosotros no ofrecemos una foto bonita, sino una experiencia de vida. No está hecho pensando en lo que la gente busca, sino en ofrecer algo real. No es algo pensado o diseñado, sino sentido. Por eso es atemporal y nos trasciende”. 

“Hay lugares en los que, tú no sabes por qué, pero entras y te sientes bien”, ahonda el propietario de la casa. “Es como cuando entras en una iglesia. Los que construyeron eso, lo hicieron desde el sentir, no desde el pensar. Es lo que hemos pretendido hacer aquí: generar calma y relajación de forma casi inconsciente”. 

Está claro que poder alojar únicamente cuatro huéspedes y estar situado en medio del bosque, hacen de Mar de la Carrasca un enclave propicio para encontrar esa intimidad. “Lo primero es la experiencia emocional y la relajación de los sentidos, y todo lo enfocamos a ello: los espacios, las experiencias, la comida…”.

Experiencias sensoriales: meditación, yoga y ofuro

Mar de la Carrasca.
Por: Mar de la Carrasca.

Para completar el reseteo emocional que pretende dedicar a sus clientes, Mar de la Carrasca ofrece también una serie de experiencias con el mismo enfoque. La meditación y el yoga ocupan un lugar destacado en ese catálogo. Son sesiones para una, dos o cuatro personas, al aire libre, en un paisaje que contribuye a reforzar la sensación de relajación. “No son clases de yoga, es una experiencia personal, íntima”, comenta Alberto.

También ofrecen el ofuro, la experiencia de sumergirse en una bañera nórdica de cedro al aire libre con agua a 40 grados. Tiene gran éxito entre los huéspedes. “Es una pasada, una experiencia que solo entiendes cuando la vives. Puede hacer frío o estar nevando, pero sales de la bañera, aunque estés desnudo, y no lo sientes. La sensación de relajación mental y física es tan grande que hace que tu mente se expanda”, intenta explicar Alberto.

La sostenibilidad, aspecto clave en Mar de la Carrasca

Mar de la Carrasca.
Por: Mar de la Carrasca.

Otra de las claves de Mar de la Carrasca es la sostenibilidad. La apuesta de los propietarios en este sentido es decidida y firme. El espacio genera su propia energía eléctrica a través de placas solares. Los grifos se nutren de agua que llega desde un manantial cercano. Y la leña que alimenta el fuego de las estufas, y sirve también para calentar el agua, es fruto de la limpieza de los bosques cercanos.

“La sostenibilidad es la base de vivir en este lugar, otra cosa no tendría sentido”, dice Alberto. “De hecho, la casa se construyó aquí porque había un manantial, que es el origen de todo”. También resalta la importancia de la labor de limpieza del bosque, derivada de la recogida de leña. “Es otra manera de contribuir a la sostenibilidad del entorno”. 

Mar de la Carrasca, un proyecto en movimiento

Mar de la Carrasca.
Por: Mar de la Carrasca.

El proyecto de Mar de la Carrasca sigue vivo y en movimiento, sin horizonte definido pero con un espíritu muy claro. “Para nosotros lo principal es poder vivir aquí, con lo que ganamos lo conseguimos y poco a poco seguiremos haciendo cosas para mejorarlo y poder continuar”, señala Alberto.

Su siguiente aportación será “construir una piscina” y, posteriormente, “terminar algunas cosas que tenemos pensadas”. También tienen intención de añadir un nuevo espacio de alojamiento, para poder acoger a más huéspedes. Pero siempre con la idea de ofrecer relajación, autenticidad, desconexión, intimidad… “En un par de días en Mar de la Carrasca, puedes resetear y volver a tu casa bastante bien con tu pareja. Es una experiencia auténtica”, resume Alberto.

José Miguel Pérez

Miguel Perez

Me encanta el fútbol, leer, viajar, descubrir nuevos destinos y contártelos

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