El mirador de la memoria: arte contra el olvido en el valle del Jerte

Escrito por
16.05.2025
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Esculturas en El mirador de la memoria en valle del Jerte. Por rudiernst.
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El valle del Jerte está lleno de lugares que sorprenden a los sentidos y abren la mente. Quizá los más conocidos sean los cerezos en flor, que lo tiñen de blanco en primavera, pero hay otros rincones que no son tan famosos y merecen una visita. Por ejemplo, el conjunto escultórico El mirador de la memoria instalado en el pueblo de El Torno. Un homenaje a aquellos que se fueron como consecuencia de una contienda que dividió al país en los años 30 del siglo pasado.
El filósofo madrileño George Santayana fue el autor de la frase que se encuentra a la entrada del campo de exterminio de Auschwitz: “Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Este es el motivo por el que leyes como la Memoria Histórica, aprobada en 2009, son tan importantes, para evitar que el enunciado del pensador se materialice.
Un homenaje que fue vandalizado

El mirador de la memoria se inauguró en 2009, después de la aprobación de la mencionada ley. El conjunto, compuesto por cuatro esculturas creadas por el artista Francisco Cedenilla Carrasco, fue realizado a petición de la Asociación Comarcal de Jóvenes del valle del Jerte. La obra representa a cuatro personas desnudas a tamaño natural que homenajean a los represaliados de la Guerra Civil y posterior dictadura de Franco. Aunque no fue bien recibida por todos.
Unas horas después del acto, una o varias personas decidieron disparar contra ellas. Según informó El periódico de Extremadura, en el lugar se encontraron “casquillos de bala que podrían pertenecer a un rifle de caza”. Pese a que tres de las cuatro esculturas –las que representan a hombres– quedaron marcadas por el impacto de los proyectiles, el autor no quiso restaurarlas. Al fin y al cabo, el atentado es un recordatorio de que hay heridas que no están cerradas y es necesario no olvidarlo.

Antes de esta acción, la Asociación Comarcal de Jóvenes del valle del Jerte ya había llevado a cabo actividades relacionadas con la Memoria Histórica. Cuando adquirieron el conjunto escultórico de Cedenilla Carrasco no tenían un lugar marcado en el que instalarlo, así que se lo ofrecieron a los once municipios del valle del Jerte. Solo obtuvieron respuesta de dos y finalmente acabó en el mirador de El Torno.
El mirador de la memoria también es inspiración
Algunas personas, sobre todo las aficionadas al cine, conocerán la existencia de esta obra artística por el documental El silencio de los otros. La película, dirigida por Almudena Carracedo y Robert Bahar, se hizo con el premio Goya en su categoría en 2018, además de con el galardón Cine por la Paz en la Berlinale y el Forqué a la mejor película documental.

Los realizadores grabaron durante seis años el proceso de la querella argentina que, en 2010, se interpuso en los tribunales del país latinoamericano para investigar los crímenes cometidos durante la dictadura franquista. En algunas de las escenas grabadas en España aparecen las esculturas El mirador de la memoria del valle del Jerte. Tanto el escultor que las firma como los creadores del filme buscaban lo mismo: que los que sufrieron no quedaran en el olvido.
El Torno, un pueblo que merece la pena
Pero, además de las cuatro figuras humanas creadas por Francisco Cedenilla Carrasco, El Torno tiene más cosas que ofrecer. Está solo a dos kilómetros del mirador, así que no hace falta irse muy lejos para disfrutar de un paseo por las calles típicas del valle del Jerte o de su gastronomía. ¿A quién no le apetecen unas buenas migas?
Las dos vías que destacan en el pueblo, por sus tradicionales casas entramadas con solanas a los lados, son la calle Portugal y la del barrio del Castillo. La construcción religiosa más destacable es la iglesia parroquial consagrada a la Virgen de la Piedad, que data del siglo XVI. Su interior acoge un retablo barroco que el pueblo conserva con orgullo.

Según el organismo de turismo del valle del Jerte, El Torno ya estaba habitado en la Prehistoria. En el territorio se han encontrado vestigios de herramientas talladas en piedra y “tumbas antropomorfas». La mayoría fueron «halladas en las fincas de El Mojigato, Romanejo (en esta también hay rastros romanos) y en el prado Camacho». Están fechadas en la Edad del Hierro, pues «en esta época todos estos territorios dependían del castro de Los Riscos de Villavieja”.
En los alrededores del pueblo, en plena naturaleza, también se pueden ver los chozos: unas construcciones de piedra hechas por los pastores en la antigüedad y que tienen un aire celta. Los que decidan visitar la sierra de El Torno en verano pueden darse un chapuzón refrescante en su piscina natural conocida como Los Pozos. O también hacer una ruta para llegar hasta la popular garganta de los Infiernos.

Los aficionados al senderismo también tienen opciones para practicarlo. Hay varias rutas ‘oficiales’ como el sendero PR-CC-8, que va desde la garganta La Puria al arroyo Labradillo; la ruta BTT 5 por el monte Traslasierra; y el sendero PR-CC-7 por el Canchal del Maqui, entre otros.
Memoria, naturaleza y buena gastronomía, no hacen falta más excusas para acercarse a este rincón cacereño.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.