
El valle de la Garcipollera es uno de esos rincones del Pirineo aragonés que se resisten a la masificación turística, a pesar de los numerosos encantos naturales que posee. Entre estos atractivos destaca una de las piscinas naturales más bonitas de toda España: las pozas de la Garcipollera o del Puente Viejo de Castiello de Jaca.
Estas pozas se ubican en un enclave espectacular: junto al Camino de Santiago, bajo un antiguo acueducto situado entre montañas, rodeadas de vegetación y aire puro en pleno cauce del río Ijuez. Pertenecen al municipio de Castiello de Jaca y son de fácil acceso. Un paseo de apenas quince minutos nos permitirá disfrutar de un baño de lo más refrescante en este rincón natural que no suele estar muy concurrido, a pesar de encontrarse a un paso de Jaca, la ciudad más importante del Pirineo oscense.
Las pozas de la Garcipollera o del Puente Viejo de Castiello de Jaca

El paraje del Puente Viejo de Castiello de Jaca reúne todo lo que buscan los amantes de las piscinas naturales y de la montaña. Las pozas se ubican bajo un antiguo acueducto del canal de Jaca, un detalle que les da mucho encanto. Justo a los pies de la antigua estructura se forman tres piscinas rectangulares en las que el agua llega entre la cintura y el pecho de un adulto.
Las piscinas se nutren del río Ijuez, un afluente del río Aragón, en el que desemboca pocos metros más abajo. Como es de esperar en entornos de montaña, la temperatura del agua es realmente fría. Es decir, las pozas de la Garcipollera aseguran un baño tonificante y refrescante en las jornadas más calurosas del verano. Justo lo que buscamos en este tipo de enclaves.

Otro punto a favor de las pozas de la Garcipollera es que sus alrededores cuentan con abundante vegetación, lo que garantiza que encontraremos zonas de sombra donde plantar nuestro ‘campamento’. Este detalle, junto a su fácil acceso, lo convierte en el lugar ideal para acudir con niños y disfrutar de una refrescante jornada veraniega en familia o con amigos.
Cómo llegar a las pozas de la Garcipollera

El acceso a las pozas de la Garcipollera se encuentra muy cerca de la entrada a Castiello de Jaca, viniendo desde Jaca. Para llegar hasta aquí tenemos varias opciones: el vehículo particular, el servicio de autobuses de la Mancomunidad del Valle Alto del Aragón o el tren regional entre Zaragoza, Huesca y Canfranc, el popular canfranero, que tiene parada en el pueblo.
Cómo llegar en coche
Si venimos en vehículo particular por la N-330, ya sea coche o bicicleta, deberemos tomar un desvío a la derecha con indicaciones de ‘La Garcipollera’ poco después del campo de fútbol, situado a la entrada del pueblo. Esta es la carretera local hacia el valle de la Garcipollera, que en su primer tramo coincide con el Camino de Santiago.
A pocos metros encontraremos una zona de parking donde podremos estacionar. Otra opción es dejar el coche en el aparcamiento del campo de fútbol, situado muy cerca. También se puede aparcar al margen de la carretera de la Garcipollera, aunque los huecos son muy escasos y nos arriesgamos a una multa si invadimos la calzada, por poco que sea.
Cómo llegar en autobús
Con respecto a los autobuses, la parada de Castiello de Jaca se ubica en la carretera nacional, justo en el desvío hacia la carretera de la Garcipollera. La línea Jaca-Candanchú-Astún de la Mancomunidad del Valle del Alto Aragón ofrece cinco frecuencias diarias por sentido. En su página web se puede encontrar toda la información sobre precios y horarios.
Cómo llegar en tren
Por último, también tenemos la opción de llegar hasta Castiello de Jaca en tren. La población cuenta con parada facultativa (es decir, tendremos que avisar al maquinista) en el apeadero Castiello-Pueblo, que se encuentra precisamente en la carretera de la Garcipollera. Para llegar a las piscinas naturales desde el apeadero del tren, solo tendremos que caminar unos 500 metros. Estas pozas, de hecho, son uno de los escasos enclaves naturales de este tipo a los que se puede llegar en ferrocarril.
El canfranero, un histórico tren de montaña que recorre algunos de los paisajes más destacados del Pirineo, ha recuperado recientemente su servicio después de dos años de obras y una gran inversión para modernizarlo. El ferrocarril comunica Zaragoza con la impresionante estación internacional de Canfranc y está previsto que, en menos de una década, conecte con Francia por el túnel del Somport. Los horarios pueden consultarse en la web del Ayuntamiento de Canfranc y los billetes pueden adquirirse en la web de Renfe.

En cualquiera de las tres opciones (vehículo particular, autobús o tren), el último tramo deberemos completarlo a pie. Tomando como punto de partida el desvío de la Garcipollera, es un agradable paseo de menos de quince minutos. La primera parte del trayecto coincide con el tramo del Camino de Santiago que atraviesa Castiello de Jaca. Solo tenemos que seguir la carretera que se adentra en el valle y, tras pasar un puente sobre las vías del tren, a unos 150 metros, tomar un desvío a la derecha que baja al cauce del río y llega hasta el pie del acueducto. Desde el apeadero del tren, el trayecto se reduce a la mitad.
Castiello de Jaca, la de las cien reliquias

Más allá de las pozas del Puente Viejo (como las conocen los lugareños), Castiello de Jaca posee numerosos atractivos naturales y patrimoniales que ofrecer a sus visitantes. Esta pequeña localidad pirenaica (265 habitantes en 2024 según el INE) se ubica en la comarca de La Jacetania, en pleno valle de Canfranc, en la margen derecha del río Aragón. Su casco urbano, encaramado a una ladera y con construcciones de pizarra típicas del Pirineo, está dividido en dos por el barranco de Casadioses.
El ramal aragonés del Camino de Santiago pasa por la localidad, que también es conocida como ‘la de las cien reliquias’. Cuenta la leyenda que un peregrino, exhausto y sin fuerzas para continuar el camino, decidió dejarlas allí para aligerar su carga material y espiritual. Actualmente, la mayor parte de ellas se guardan en una arqueta de plata en la iglesia de San Miguel Arcángel, templo románico de la localidad. El resto se reparten en varias casas del municipio. Las reliquias solo se exhiben una vez al año, el primer domingo de julio.

Una buena forma de conocer Castiello de Jaca es la ruta autoguiada que podemos encontrar en el casco histórico. Esta ruta propone un interesante recorrido por los puntos de interés de la localidad, su historia, su patrimonio y sus curiosidades.
La puerta al valle de la Garcipollera

A la entrada del término municipal de Castiello de Jaca se encuentra el acceso al valle de la Garcipollera. Se trata de un pequeño valle transversal que remonta la cuenca del río Ijuez, “tan discreto y recogido que suele pasar desapercibido”, como dice la web de Turismo de La Jacetania. Es precisamente cerca de la desembocadura de este en el río Aragón, a la entrada del valle, donde se ubican las pozas de la Garcipollera.
El nombre de Garcipollera proviene de haber sido conocido como valle de las Cebollas o ‘vallis Cepollaria’. A mediados del siglo pasado, los terrenos fueron expropiados y repoblados con pinos con el objetivo de reducir la erosión y evitar la colmatación del cercano embalse de Yesa. Todos los pueblos del valle quedaron despoblados a excepción de Villanovilla y Bescós, donde se ubica una granja experimental del Gobierno de Aragón dedicada al estudio de la agricultura y ganadería de montaña.
El valle cuenta con una gran riqueza forestal y faunística, entre la que destaca una gran colonia de ciervos. Esta manada, que ha ido aumentando con los años hasta convertirse en una de las más abundantes de España, proviene de tres ciervos introducidos en su momento desde los Montes de Toledo. La Garcipollera posee también una gran variedad de senderos, rutas y paseos, perfectos para los amantes del senderismo.
Santa María de Iguácel, una joya del románico aragonés

Asimismo, tanto el entorno de Castiello de Jaca como el valle de la Garcipollera están salpicados de ermitas de los siglos XI y XII, en mejor o peor estado de conservación. La más destacada y mejor conservada es la de Santa María de Iguácel, situada en la parte alta del valle. Esta preciosa iglesia, que formaba parte de un antiguo convento femenino, está declarada Bien de Interés Cultural y considerada como una de las obras cumbre del románico aragonés.
Miguel Perez
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