
La palabra playa sigue muy unida al mar, aunque cada vez son más famosas aquellas cuyas orillas están bañadas por aguas dulces. Las playas fluviales –que pueden ser recodos habilitados en un río o en un lago– son una opción muy socorrida para refrescarse en el verano en los pueblos de interior.
En León, en concreto en la comarca de El Bierzo, hay un buen listado de playas fluviales en las que calmar las temperaturas estivales. Estas son cinco de ellas, conocidas por sus instalaciones y también por las opciones que ofrecen sus entornos naturales para disfrutar del día.
Lago de Carucedo

Más allá de posibles leyendas sobre espíritus, en el lago de Carucedo hay una zona de baño y amplios espacios verdes en las que resguardarse del sol cuando más aprieta. También es posible navegar en canoa (se puede alquilar allí mismo) y, a quienes les apetezca caminar un poco, pueden rodearlo tranquilamente con una ruta de 5,57 kilómetros que no tiene ninguna dificultad.
Además, aparte de visitar las famosas Médulas, existe la posibilidad de completar la jornada con una actividad divertida: intentar salir del popular Bello Laberinto, que está muy cerca. La finca en la que está dibujado tiene 5.000 metros cuadrados, se compone de 2.000 árboles y es toda una aventura. ¿Encontrarás la salida?
Playa fluvial de Balboa

La playa fluvial que forma el río Balboa, en el pueblo homónimo, no es la más grande de León pero sí una de las más peculiares. Se encuentra dentro de la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses, a los pies de unas construcciones tradicionales de la zona llamadas pallozas. Se trata de unas ‘casas’ de origen celta, que tienen forma circular y unos curiosos techos de paja que parecen pelucas.
Si además del baño apetece dar una caminata por los alrededores, una buena opción es la ruta que llega hasta la cascada de Cantejeira. Parte del propio pueblo, tiene una longitud de 12,44 kilómetros, es circular y se completa en menos de cuatro horas. Su nivel de dificultad es moderado, porque tiene algunas subidas y bajadas empinadas que requieren cierto esfuerzo extra.
Playa fluvial de Molinaseca

El río Meruelo acaricia las orillas de esta playa fluvial que se encuentra en el centro del pueblo de Molinaseca. Refrescarse en las aguas dulces y terminar el día tomando algo en los bares que están en sus inmediaciones es el plan perfecto para este verano.
Molinaseca, que fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1975, es un lugar transitado por los peregrinos del Camino de Santiago, así que es fácil detectar diferentes acentos e incluso idiomas entre los que mojan los pies en el río. Esos caminantes –y cualquiera que quiera disfrutar del patrimonio del pueblo– posiblemente pasen por el crucero del Santo Cristo y por la iglesia de San Nicolás de Bari, del siglo XVI.
Para practicar senderismo por los alrededores, la mejor opción es seguir la ruta Las Puentes de Malpaso, que tiene una longitud de 10,5 kilómetros, es circular y de dificultad escasa. El recorrido parte del mismo pueblo, se completa en unas tres horas y media y alcanza una altitud máxima de 921 metros.
Playa fluvial de Toral de los Vados

Las aguas del río Burbia llenan la piscina natural de Toral de los Vados, un pequeño pueblo de El Bierzo. La zona está equipada con mesas para hacer picnic, pistas de vóley-playa y cafetería.
Toral de los Vados también es conocido por las aguas del salto del Pelgo, una cascada que mide 16 metros de alto y 50 metros de ancho. En realidad, esa caída no se debe a un accidente geográfico, sino a las instalaciones de la antigua central hidroeléctrica de la zona, aunque eso no le quita espectacularidad ni interés. Para llegar hasta allí se puede seguir la Ruta del Salto del Pelgo, que parte de la mencionada playa fluvial. Tiene una longitud de 5,3 kilómetros de ida y vuelta, un nivel de dificultad bajo y está dentro de la Reserva Natural Fluvial Río Burbia.
Al llegar a la cascada, también es posible darse un baño en el lago que se forma a sus pies. No tiene las mismas comodidades que la playa situada en el pueblo pero, sin duda, es un escenario increíble para darse un chapuzón.
Playa fluvial de Igüeña

Situada en el Bierzo Alto, esta playa fluvial destaca por la claridad de las aguas del río Boeza, además de por sus comodidades. Tiene una zona verde en la que tomar el sol, un bar, un merendero y un parque infantil.
El municipio acoge un pueblo más pequeño con un nombre curioso por su longitud: Colinas del Campo de Martín Moro Toledano. Se trata de un conjunto de calles estrechas trazadas con casas de piedra oscura, balcones de madera y tejados de pizarra a sus lados. Hacerle una visita es una buena oportunidad para conocer la arquitectura tradicional berciana y probar el botillo (es posible que después de esa comilona apetezcan una siesta y un baño en la playa).
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.