Los pueblos de la Huerta de Valencia: tradición y sabiduría milenaria

Escrito por

14.02.2025

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7min. de lectura

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Campos de cultivo en la Huerta de Valencia | Por Vitaly
Campos de cultivo en la Huerta de Valencia. Por Vitaly

El Informe Dobris es un documento de la Unión Europea que menciona tres tipos de paisajes artificiales creados por la acción del ser humano. Uno de ellos es la huerta tradicional, de la que solo identifica 6 de gran importancia en Europa. Todas están cerca del mar Mediterráneo: tres en Italia, una en Grecia y dos en España. Estas últimas son: la Vega Baja, que comparte las provincias de Murcia y Alicante; y la Huerta de Valencia (en valenciano, l’Horta de València).

Hoy nos quedamos aquí, en la Huerta de Valencia, con unos 1.200 años de antigüedad y que cubre una superficie de unos 28 kilómetros cuadrados. Entre sus reconocimientos internacionales figura que, en noviembre de 2019, la FAO declaró el “Regadío Histórico de l’Horta de València” como Sistema Importante de Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).

Una huerta muy especial

Huerta de Valencia
Por E. G. Mondragón

La Huerta de Valencia pasa por muchos municipios y está dividida en dos comarcas: Horta Nord y Horta Sud. Allí nos esperan extensas superficies que nos llenarán los sentidos: la vista, por su gran abanico de colores; el olfato, según el momento del año, por los aromas de las alcachofas, del azahar de los naranjos, de las colas frescas y de la tierra abonada; el oído, con el sonido de las azadas trabajando la tierra, incluso de los caballos que todavía se emplean en algunos campos para labrarlos, o las abejas polinizando; el tacto de la tierra húmeda y fértil entre los dedos; y el sabor, por supuesto, del producto fresco y bien cuidado.

Todo ello está atravesado por infinidad de caminos rurales que siguen el curso de las acequias históricas y que discurren junto a alquerías y barracas tradicionales. Un verdadero tesoro de sabiduría si sabemos detenernos y fijarnos en los pequeños detalles.

Una singularidad más de la Huerta de Valencia es la institución, posiblemente milenaria, que resuelve jurídicamente los problemas por el uso del agua que pueda generarse en los campos: el Tribunal de las Aguas. Se reúnen todos los jueves y, en una sesión rápida, oral y en valenciano, se presentan posibles denuncias y se resuelven los conflictos sin posibilidad de apelación. Es una institución peculiar en la que no interviene ningún poder estatal o municipal. Por ello, está declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Planes para descubrir la Huerta de Valencia

Huerta de Valencia en Alboraia | Por Salva G. Cubells
Huerta de Valencia en Alboraia. Por Salva G. Cubells

La Huerta de València es uno de esos lugares a los que vale la pena ir sin muchos planes, siguiendo caminos rurales sin rumbo y apreciando cada joya que se topa en nuestro camino. Observa el trabajo de los agricultores, descifra los cultivos de la temporada, contempla las construcciones históricas, mira el peculiar riego de las acequias…

Pero si prefieres ir con los deberes hechos de casa, aquí te dejamos algunas propuestas para acertar en tu visita a la Huerta de Valencia:

Un paseo de Valencia a Alboraia

Longitud: 16 kilómetros

Dificultad: fácil

Tipo de ruta: lineal (vía verde)

De los campos de cultivo del barrio de Benimaclet, en la capital, sale un carril bici muy frecuentado también por caminantes que lleva hasta Puçol. Se trata de la vía verde Xurra, unos 16 kilómetros en llano que recorren paisajes espectaculares de l’Horta Nord. Pasa entre olivares y campos de naranjos, además de parcelas con cultivos de temporada, hortalizas, las chufas con las que se hace la horchata… Haz una parada durante el camino en la Horchatería Vida, una tradicional alquería entre campos de cultivo y por la que pasa este camino. En ella se sirve la bebida más preciada, saludable e internacional que se elabora en estas tierras.

Ruta en bici por el barranco del Carraixet

Ermita de Peixets en el Barranc del Carraixet, en Alboraia | Por Oksana
Ermita de Peixets en el barranco del Carraixet, en Alboraia. Por Oksana

Longitud: 10 kilómetros

Dificultad: fácil

Tipo de ruta: lineal e ideal para hacer en bici

En los últimos años se ha impulsado la creación de un anillo verde que rodea la ciudad de Valencia. Conecta diferentes pueblos de las comarcas de la huerta a lo largo de 56 kilómetros, ideal para hacer en bici. Hay tramos muy bonitos, como el que va desde la ermita de Peixets, en la costa de Alboraia, hasta Vinalesa. Sigue el barranco del Carraixet y siempre tiene presente el paisaje de la Huerta de Valencia. El trozo que mencionamos aquí son unos 10 kilómetros (solo ida).

Visitar el mercado ecológico de Godella

Mercado local valenciano | Por DAVID
Mercado local valenciano. Por DAVID

Este municipio de l’Horta Nord organiza desde hace unos años un mercado de venta directa de agricultores locales. En la actualidad, es toda una referencia. Ubicado en la plaza de la Ermita, hasta él se acercan todas las semanas unos 15 productores y recibe la visita de unas 200 personas. Una buena manera de apoyar el paisaje agrícola que estamos disfrutando en este viaje es comprar los productos que crecen en él.

Paseo en barca por L’Albufera

Embarcadero en la albufera de valencia
Embarcadero en la Albufera de Valencia. Por isaac

Al otro extremo de la ciudad de Valencia está l’Horta Sud. Esta comarca ha pasado de ser reconocida por su precioso lago rodeado de arrozales a copar los titulares por la trágica dana que asoló la comarca el 29 de octubre de 2024. Aunque muchos campos quedaron arrasados, las actividades tradicionales van retomando el pulso, poco a poco. Una buena opción para comprobarlo son los paseos en barca por l’Albufera. También han vuelto a levantar la persiana restaurantes tradicionales en los que comer una buena paella como la arrocería Sangonera de Catarroja.

Un paisaje agrario amenazado por el urbanismo y el sistema económico

Albufera
Albufera. Por Alberto

La Huerta de Valencia es una de las huertas periurbanas más importantes y extensas de Europa, pero lamentablemente no está exenta de peligros. El principal, el crecimiento de la ciudad y el avance del ladrillo. Diferentes estudios reflejan una deriva que de momento se albira imparable.

La Universitat de València publicaba en 2015 que había perdido el 64% de su superficie en los últimos 50 años. La razón principal es el boom urbanístico durante la dictadura franquista, que supuso la rápida proliferación de la construcción de vivienda sin planificación. En los últimos años, la ampliación de carreteras como la de la V-21 han protagonizado los últimos mordiscos a estas tierras de cultivo.

Agricultor sembrando ajos
Agricultor sembrando ajos. Por alicja neumiler

El otro gran hándicap para la supervivencia de l’Horta de València es la difícil rentabilidad de la agricultura. Un sistema económico capitalista y globalizado que pone en el lineal de los supermercados cebollas de fuera a un precio más bajo repercute directamente en abandono de tierras. Esto hace que nadie le recomiende a sus hijos e hijas seguir con ese precioso, pero duro y desprestigiado trabajo, lo que conduce a una falta de relevo generacional.

Y es que la Huerta de Valencia es un espacio de gran belleza paisajística. Pero como decíamos, es antrópico, hecho por el ser humano, y los agricultores –sus cuidadores– deben poder vivir de ello. Así que si pasáis unos días recorriendo este bello paisaje, no olvidéis lo imprescindible para que siga vivo: comprad productos locales como si fueran una entrada para disfrutar de este bello museo natural al aire libre. Además de contribuir a su supervivencia, degustaréis productos frescos y de calidad. Otra opción es comer o tomar algo en un restaurante que emplea alimentos de proximidad. Apunta algunos ejemplos: Ca Pepico, Napicol o la turística Barraca de Toni Montoliu. Los tres están en Meliana, en plena Huerta de Valencia.

Raquel Andrés

Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.

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