El monasterio abandonado que volvió a la vida gracias a un grupo de amigos

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01.05.2025

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Monasterio de la Armedilla en Valladolid. Por David Andres.
Monasterio de la Armedilla en Valladolid. Por David Andres.

En el pueblo de Cogeces del Monte, en Valladolid, residen los restos del que fue el monasterio de la Armedilla. Las ruinas que ahora se pueden visitar son los vestigios de un lugar que estuvo lleno de vida desde el siglo XV hasta el XIX, cuando comenzó su progresivo –aunque rápido– desmantelamiento. Pero desde hace años, la asociación Amigos de la Armedilla trabaja para que recupere su esplendor a través de la cultura.

Consuelo Escribano Velasco es la presidenta del colectivo, además de una de sus fundadoras. Conoce bien la historia del monasterio y responde a las preguntas de EscapadaRural con detalle y generosidad. Una guía a través de la existencia del templo, primero religioso y ahora cultural.

  • La construcción del monasterio fue obra de los monjes jerónimos en el siglo XV. ¿Qué sucedió durante esos cuatro siglos hasta la llegada de la desamortización de Mendizábal?

Cuando los jerónimos llegaron al lugar, instalaron una primera iglesia y las dependencias monacales sobre una antigua cueva convertida en ermita. Ellos se dedicaban a la explotación del medio agropecuario, pero también tenían propiedades en la villa de Cuéllar e incluso en Valladolid, en las zonas más importantes de la ciudad. Y las tenían alquiladas, es decir, que tenían una economía muy variada.

Ruinas del monasterio de la Armedilla. Por Nacho Vegas.
Ruinas del monasterio de la Armedilla. Por Nacho Vegas.

Existen documentos del siglo XVIII sobre la iglesia gótica que construyeron en el siglo XVI. A ella acudía gente que estaba a 50 o 60 kilómetros a la redonda, desde los monjes del monasterio de Valbuena, que está relativamente cerca y son cistercienses, hasta ciudadanos de la villa de Aranda. 

Los jerónimos que residían allí no conformaban una comunidad muy numerosa. En las épocas más boyantes había como 30 monjes, más los donados [personas seglares que se retiran en un monasterio] y el personal civil que vivía alrededor del monasterio. Tenían una economía super variada.

  • ¿Qué sucede a partir de la desamortización del siglo XIX?

Ya había habido otras desamortizaciones anteriores, pero la de Mendizábal [en los años 30 del siglo XIX] fue la definitiva. Los monjes se fueron y, como el monasterio ya no tenía ningún sentido, la zona monumental se convirtió en cantera de piedra. El resto, que es todo lo que hay dentro de la cerca de los monjes, se transformó en una granja. Una instalación agropecuaria, pero en manos de particulares.

Restos del museo de la Armedilla. Por Nacho Vegas.
Restos del museo de la Armedilla. Por Nacho Vegas.

Las estructuras se fueron deteriorando. Se desmontaron paredes, otras se cayeron. Al colapso de los tejados le sucedieron las diferentes plantas del edificio y, al final, aquello se convirtió en una cantera que siguió explotándose hasta aproximadamente los años 20 del siglo pasado.

  • Hubo gente que se llevó partes del monasterio.

Claro, es que estaba a la venta porque era una cantera de piedra y nadie lo valoraba como elemento patrimonial o artístico. Así que se vendió legalmente. De hecho hay piezas que están en los Estados Unidos. Arthur Byne, que era un arquitecto y marchante de arte estadounidense, vino a Europa para comprar arte en el periodo de entreguerras del siglo XX. Pasó por España y compró cosas que nadie valoraba. 

«Hay piezas que están en los Estados Unidos»

Él se hizo con las famosas pinturas de San Baudelio de Berlanga (Casillas de Berlanga) y el claustro entero de Sacramenia. Además, un anticuario de Segovia le vendió un tímpano de la iglesia original del monasterio de la Armedilla del siglo XVI. Esto pasó a manos de otro señor, Spencer, que dejó todo su legado al museo de su pueblo, en Kansas.

Monasterio de la Armedilla. Por Nacho Vegas.
Monasterio de la Armedilla. Por Nacho Vegas.

Una nueva vida para el monasterio de la Armedilla

  • ¿En qué momento se forma la asociación Amigos de la Armedilla?

Muchos de los que estamos en ella, en 2004 empezamos a hacer una investigación, promovimos la declaración de Bien de Interés Cultural… Estábamos trabajando sobre todo los bienes patrimoniales de la localidad, porque todos estamos vinculados a Cogeces del Monte. 

Pero todo esto sufrió un parón hasta que, en 2016, durante una charla casual, dos personas nos pusimos de acuerdo en que había que hacer algo. Retomar la actividad pero centrada en una sola cosa para que fuera más eficaz. Y decidimos que la Armedilla era el sitio adecuado. En enero de 2017, nos presentamos ya como asociación con un número mínimo de socios, unos 20. 

Esto empezó un poco por la profesión que tenemos. Yo, por ejemplo, soy arqueóloga; y el vicepresidente, Roberto Rosas, también es arqueólogo y museólogo. Desde el inicio también hay gente que se dedica a otras profesiones que no tienen que ver con el patrimonio, pero que siempre han estado ligados a las actividades que hemos promovido. Ahora somos 200 socios y hay de todo: amas de casa, jubilados, profesionales, estudiantes… y de muy diferentes procedencias. Hay un vínculo con la Armedilla muy diverso porque tenemos socios en Aragón, en Valencia e incluso en el extranjero. 

Otra vista del monasterio de la Armedilla. Por David Andres.
Otra vista del monasterio de la Armedilla. Por David Andres.
  • ¿Qué se encontrarán aquellos que se acerquen ahora hasta el monasterio? ¿Qué tipo de actividades organizáis?

Somos una asociación que tiene un carácter decididamente patrimonial. Es decir, no somos ni queremos ser profesionales del turismo. Lo que hacemos es una gestión un poco integral: desde promover actuaciones que tienen que ver con la investigación (física, archivística, arquitectónica, artística, etc.) a trabajos de mantenimiento y conservación. Hacemos campaña para controlar un poquito la vegetación, ver las necesidades más urgentes para consolidar los restos e incluso haciendo nosotros mismos algunas obras, eso sí, siempre con autorización. 

«Somos gente que acompaña la visita y damos un poquito de contenido sobre qué significa este lugar, por qué es importante, qué orígenes tiene y cómo ha sido su evolución»

De cara a lo que es el público, no se trata exactamente de una oferta de visitas diseñadas. Más bien somos gente que acompaña la visita y damos un poquito de contexto sobre qué significa este lugar, por qué es importante, qué orígenes tiene y cómo ha sido su evolución. Intentamos siempre ser muy accesibles en nuestro lenguaje, en nuestros contenidos y mostrar un poco todo lo que es posible ver, porque hay zonas que todavía están sin consolidar y no son muy seguras. Hay un teléfono, un correo electrónico y una web, así que la gente se pone en contacto con nosotros, concertamos las visitas y nosotros vamos.

Y luego tenemos oferta cultural. En este lugar que había estado abandonado tanto tiempo, se había puesto en marcha una romería en los años 80 del siglo pasado, en el mes de agosto entre las fiestas de San Roque y Nuestra Señora del Rosario. Pero nosotros queríamos que también tuviera una funcionalidad cultural, porque consideramos que es un espacio muy digno y muy interesante. Organizamos charlas, exposiciones, teatro, conciertos musicales, recreaciones históricas, encuentros de poesía, presentaciones de libros y, en los últimos años, incluso alguna boda.

Perfil Carmen López, periodista

Carmen López

Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.

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