La provincia de Barcelona es un mosaico de colores y sabores. Una diversidad que se ve en las diferentes actividades agrícolas y ganaderas que van modelando el paisaje. Desde la costa mediterránea, con sus huertas y viñedos, hasta un interior rural que llega hasta el Prepirineo, con sus vacas, cabras y cultivos.
Siempre es un buen momento para hacer una escapada rural por la gastronomía de la Barcelona más auténtica, la de las raíces. Para reconectar con la amalgama de sabores tradicionales que se pueden probar en sus platos y elaboraciones artesanales, de esas que nos recuerdan a la niñez, a cuando “el pan sabía a pan” y “un tomate sabía a tomate”. Aquí van una serie de planes que harán las delicias de los viajeros foodies y amantes de lo slow.
Mercados para descubrir los sabores locales

Qué mejor lugar para volver a conectar con los sabores de siempre que los mercados locales. En ellos se dan cita los agricultores y elaboradores de la zona con los productos que ellos mismos han cultivado, cuidado y procesado al estilo tradicional. Un imprescindible es el mercado de pagès de la Colonia Güell, en el Baix Llobregat. Todos los sábados por la mañana exponen sus productos en la plaza que atesora la cripta diseñada por Antonio Gaudí. Entre otros productos, es posible conseguir la famosa alcachofa del Prat, que se empieza a cosechar en otoño.
En la misma zona se hace la Feria avícola de la raza Prat, en el Prat de Llobregat, la segunda semana de diciembre. Gira en torno a la cría del capón de pata azul, un animal muy valorado por el gusto de su carne. En fechas parecidas, antes de las fiestas navideñas, se celebra la Feria del Gallo de Vilafranca del Penedés, que promociona esta ave de plumaje negro azabache intenso con trazas azules y cresta de cinco a seis puntas. También se venden patos mudos, gansos, pollos, capones y pavos. Como curiosidad, es la única feria catalana que incluye servicio de matadero, para llevarse los ejemplares elegidos listos para cocinar.

Otro evento gastronómico otoñal de Barcelona es la Feria de la trufa de Centelles, en la comarca de Osona, a mediados de diciembre. Este hongo tan prestigioso (¡y caro!) se emplea en la zona para sazonar los tradicionales canelones de Sant Esteve y en el mercado se puede conseguir directamente de los recolectores a mejor precio. Seguimos con los productos navideños con la Feria del turrón de Cardedeu, entre el 13 y 15 de diciembre, cuando las calles del casco antiguo se llenan de dulces artesanos que van de los clásicos a otros que mezclan nuevos sabores.

Por otro lado, alrededor de la festividad de Todos los Santos, se celebra la Feria de la Coca y el Mató en Monistrol de Montserrat, a las faldas de la mítica montaña barcelonesa. Una buena oportunidad para probar uno de los dulces más típicos de Catalunya: la coca y el mató de Montserrat, acompañado de demostraciones gastronómicas y otras actividades de carácter cultural y festivo.
Un pan que sabe a pan

La ruta del pan y del trigo forment nos invita a conocer todo lo que da vida a un verdadero pan de los de antes, de los que tenían personalidad propia y no la monotonía de las barras industriales. Nos dirigiremos a las tierras del Lluçanès para conocer las variedades antiguas de trigo que han recuperado algunos pagesos, menos productivas, pero con más sabor y nutrientes. Un ejemplo es el trigo “forment” y el trigo “xeixa” que cultivan en el Mas Terricabras de Oristà y que es visitable.
Una vez tenemos la materia prima, vamos al horno. Podemos conocer la elaboración artesanal con fermentaciones largas y cocciones lentas con leña y al estilo moruno en el Forn Can Pujals de Sant Boi de Lluçanès. O conocer la larga historia familiar del Forn Sant Adjuntori de Olost, que va por la quinta generación de panaderos manteniendo un proceso artesanal con trigo forment. Otro producto que se elabora con esta variedad local de cereal es la cerveza. Si te gusta esta bebida, debes acercarte al obrador de cervezas artesanas Kibus, también en Olost, que ofrece visitas y catas.
¡A por setas!

Ir a buscar setas es una afición que pasa de generación en generación entre los catalanes. Ahora bien, lo que no suele heredarse tanto son los setales, los rincones secretos en los que suele haber suerte a la hora de llenar la cesta. Un plan para disfrutar de un buen día en plena naturaleza en la provincia de Barcelona en otoño es ir a por setas. Y si no hay fortuna, siempre queda la esperanza de hacer un picnic con buenos productos locales, desde embutidos hasta quesos y carnes.
Algunos destinos apropiados para ir a buscar setas en la provincia de Barcelona están cerca de zonas de picnic con mesas y barbacoas: la amplia Falgars, en La Pobla de Lillet; Coll de Bauma en Gisclareny, totalmente integrado en la naturaleza; La Serra de Saldes, muy sombreada y fresca; La Guardiola, en una zona muy frondosa, y La Plana del Coll en un área concurrida por excursionistas, ambas en el Parque Natural del Montseny.

También puedes probar suerte en la Sierra de Collserola, con 11.000 hectáreas de bosques mixtos de pino mediterráneo con sotobosque de encinas y robles; en las pinadas jóvenes del Parque del Garraf o en la comarca del Berguedà, conocida como tierra de setas, con zonas boscosas como los Rasos de Peguera o los alrededores del Pedraforca. Y recuerda que, si no conoces una seta, nunca hay que comérsela y lo mejor para el monte es no arrancarla.
Benvinguts a pagès: experiencias agroturísticas en la Barcelona más rural

Pagès o pagesa es como se conoce, en Catalunya, a las personas que se dedican al cultivo de la tierra y/o al trabajo con animales. También significa el campo en sí, la zona rural. Benvingts a Pagès es una iniciativa que busca dar a conocer el trabajo de la pagesia catalana a la ciudadanía de forma directa, abriendo sus masías, granjas y obradores para enseñar lo que hacen en su día a día. Porque lo que no se conoce, no se valora.
Así, podemos acercarnos a la comarca de Osona, conocida por sus quesos y lácteos, carne de cordero, cerdo y ternera, así como por la recuperación de variedades antiguas y locales de trigo y legumbres o las famosas castañas del Montseny. Apunta destinos como la granja Formatges de Lluçà, la masía Soler de N’Hug, Les Cabres d’en Peyu o la experiencia Castanya de Viladrau. Y si queréis aprender a hacer un embutido tan catalán como es el fuet, en la charcutería Ca la Teresona de Vic ofrecen talleres prácticos que duran alrededor de hora y media y acaban, por supuesto, con degustación acompañada de pa amb tomàquet.

En las comarcas de Bages y Anoia nos invitan a conocer de primera mano productores de miel, carne de pastoreo y vinos y aceite de oliva ecológicos con visitas al obrador de Mel Cal Fuster, la masía agraria Masiets & Perich, la bodega Grau i Grau, la explotación de viñas y olivos Maset de la Costa o los apicultores de Mas Buret.
Ya en la costa, podemos vivir las experiencias agroturísticas de las explotaciones de huerta del Baix Llobregat, como Tugas i companyia y Vilaeco, así como a las bodegas del Alt Penedès, como la familiar Cuscó Berga, Suriol, Vins El Cep o Bodegues Sumarroca. Como curiosidad, la Granja Guirigall crían gallo del Penedès, una raza de gallinas certificada como IGP. En el Maresme destacan el cultivo de hortalizas y frutas, algo que podemos conocer in situ en la Horta Ecològica Pla de Munt o en Esquis Fruits “Can Pins”. La deliciosa fresa del Maresme tiene su templo en Can Marpons, una explotación visitable de cultivo hidropónico.

En el Vallès Oriental y Vallès Occidental destacan los productos apícolas de Mel dels Erms, a los pies del Montseny, la explotación de huevos y hortalizas ecológicas Quimet Gall, las calçotadas –de noviembre a marzo– de la Finca els Corrals Nous de Sabadell o la cooperativa Viver Tres Turons de producción ecológica de plantas autóctonas para recuperar y rehabilitar zonas degradadas.
Y si no quieres cocinar…
Cataluña es Región Mundial de la Gastronomía 2025. Además de comprar producto local con sabor para cocinar en la casa rural o para llevar de vuelta a casa, si no te apetece estar entre fogones siempre puedes disfrutar de los platos elaborados de restaurantes locales de calidad que emplean productos de la zona. Aquí puedes buscar los que mejor encajen contigo: por ejemplo, restaurantes con Estrella Michelin, establecimientos con una carta que honra a la auténtica cocina catalana o con propuestas de slow food.
¿O prefieres comer en un enclave distinto y único, donde la gastronomía sea toda una experiencia? Por toda la provincia de Barcelona hay planes que invitan a degustar cocina tradicional en una masía o a comer un brunch entre viñas. Más ideas, aquí.

Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.