No es una exageración: solo tiene 16 habitantes, pero lo visitan más de 20.000 personas al año

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05.07.2025

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San Facundo, en El Bierzo. Cortesía de Ricardo Vila.
San Facundo, en El Bierzo. Cortesía de Ricardo Vila.

En la comarca de El Bierzo, en León, existe un pueblo que ha resistido al paso del tiempo gracias al ímpetu de su alcalde, que lleva más de 30 años de ejercicio. Se trata de San Facundo y, con solo 16 habitantes, tiene más de 20.000 visitantes al año. Ricardo Vila es un ejemplo de cómo la voluntad y las buenas ideas son, a veces, las armas más poderosas para lograr los objetivos.

Los orígenes de esta pedanía, perteneciente al municipio de Torre del Bierzo, se remontan a la Edad Media. En el siglo IX se construyó en ese terreno un monasterio consagrado a San Facundo Mártir, que generó un núcleo de población compuesto por las personas que trabajaban en las fincas. Asimismo, hay restos arqueológicos que indican que hubo un asentamiento prerrománico, al que siguió uno romano. 

En la actualidad, San Facundo es una muestra de que la sostenibilidad no tiene por qué estar reñida con el turismo: la clave está en el respeto por el medio natural y la optimización de los recursos. Todos los detalles están en la conversación que Ricardo Vila ha mantenido con EscapadaRural.

San Facundo a lo lejos. Cortesía de Ricardo Vila.
San Facundo a lo lejos (León). Cortesía de Ricardo Vila.

Hace 33 años decidió ponerse al mando del Ayuntamiento de San Facundo y revitalizar el pueblo para que no desapareciese. ¿De dónde surgió ese impulso?

Yo nací en el pueblo y he vivido siempre aquí. Mi hermano y yo, en 1983, abrimos un restaurante que aún sigue funcionando, aunque lo llevan otras personas. Por aquel tiempo, aquí no entraba ni un camión de reparto. Pero nosotros creíamos que este pueblo tenía potencial turístico, aunque en aquella época solamente se hablaba del turismo de playa, no había otro.

Así que me presenté a las elecciones a alcalde y, desde entonces, sigo siéndolo. Previamente también había colaborado mucho con la persona que estaba antes. Trabajaba mucho por el pueblo, pero era muy mayor y tenía unas ideas que no coincidían con las mías. 

Cuando entré, San Facundo estaba a punto de desaparecer, pero yo siempre dije que quería hacer de él una ciudad sin perder la esencia de pueblo. Y bueno, creo que lo hemos logrado. Cuando hablaba de eso, me refería única y exclusivamente a dotarlo de todos los servicios posibles para darle una buena calidad de vida. Y así ha sido.

¿Qué fue lo primero que hizo como alcalde?

Lo primero que hice fue plantearme qué era lo que quería para el pueblo, una especie de lista. Empecé con el soterramiento del cable y crear el sistema de abastecimiento y de saneamiento. Ya en el año 2002 inauguramos un consultorio médico que es espectacular. No para que alguien se ponga malo y lo cure el médico el día que viene, que también, sino para que todos los habitantes que necesiten su medicamento todas las semanas no tengan que desplazarse fuera. El médico da la receta cuando pasa y, después, el farmacéutico trae las medicinas.

También hicimos el tratamiento de agua potable con rayos ultravioleta sin cloro. En eso fuimos pioneros.

Mural en San Facundo. Cortesía de Ricardo Vila.
Mural en San Facundo. Cortesía de Ricardo Vila.

El pueblo se pone muchas veces como ejemplo de sostenibilidad. Supongo que por cosas como esa, ¿no?

Claro, ten en cuenta que ahora mismo somos 16 habitantes y no bajamos de 23.000 visitas al año. Tenemos todo lo que he mencionado, además de una playa fluvial y baños públicos abiertos todo el año, cosa que no hay en ningún otro lugar. Además, hay un lavadero para coches cuya agua va directamente a la depuradora. Siempre intentamos conservar el entorno natural en el que estamos porque es algo que nos ha venido dado. Lo único que tenemos que hacer es protegerlo y cuidarlo.

Todo esto ha repercutido mucho en el turismo. Me acaba de decir que tienen 23.000 visitas al año.

No bajamos de 23.000 visitas anuales. Este año se prevé que podamos superar las 30.000, porque nos han declarado Pueblo Mágico de España, que es una catalogación importante. Hay un estudio que dice que todos los pueblos que ingresan en esa red suelen experimentar en torno al 30% de aumento de turismo, y ya se está viendo gente que viene por ello.

¿Y cómo se vive por parte de la población ese aumento de visitas? Son 16 vecinos pero por allí pasan miles de personas.

No ha habido agobio en ningún momento, porque es a lo largo de todo el año. Ha hecho que el pueblo, de alguna manera, se haya revalorizado. En función de las propiedades que tenga cada uno, porque cuantas más tengas, más revalorización vas a tener. Pero el porcentaje es el mismo para todos. 

Playa Fluvial de San Facundo. Cortesía de Ricardo Vila.
Playa Fluvial de San Facundo. Cortesía de Ricardo Vila.

Y luego que, más o menos, hemos conseguido un turismo sostenible. Hemos apostado por un turismo de calidad. Y no nos referimos solamente al aspecto económico, aunque es importante, sino también al aspecto mental. Queremos que la gente venga, disfrute, valore y respete lo que hay porque si no, con tanta visita, se convertiría esto en un estercolero y dejaría de tener el encanto que tiene. 

También decidimos hacer un evento gastronómico, que ya va por la sexta edición, dedicado a la trucha. Nosotros nunca hemos hecho las cosas pensando en ser mejores ni peores que los demás, simplemente queríamos ser diferentes y ahí es donde creo que está nuestro éxito. Aquí en El Bierzo, el rey de la mesa es el botillo. Si le hubiéramos dedicado el festival, seríamos uno más de los que ya hay en la comarca. Así que nos centramos en la trucha, porque en el río ha habido siempre muchas y fueron un elemento de primera necesidad. Cuando abrimos el restaurante, el plato principal era la trucha. Aún lo es.

También tuvimos la suerte de que un escultor valenciano, Arturo Nogueira, nos hiciera la escultura que está a la entrada al pueblo. Es un homenaje a la trucha. A su inauguración vino Juan Delibes de Castro [biólogo e hijo de Miguel Delibes], y me pareció que era algo redondo. Ahora mismo estamos por encima de 450 comensales, con representantes de varias embajadas y de todas las disciplinas habidas y por haber. 

¿De dónde han sacado la financiación para llevar a cabo todas estas iniciativas? Al ser un pueblo tan pequeño, la capacidad adquisitiva del ayuntamiento no será muy elevada.

Nosotros no somos ayuntamiento, somos pedanía de Torre del Bierzo, que es peor aún en lo económico. Pero bueno, hemos peleado mucho y hemos tenido suerte de sacar subvenciones de los fondos mineros. Estaban para todos, no es que nosotros hayamos sido más listos que nadie, pero a lo mejor es que éramos los que teníamos la idea. Al final el dinero es muy importante, pero si no hay ideas no sirve de nada. Hemos conseguido ejecutarlas y que las subvenciones sean rentables, que tengan retorno económico para la zona. Si no, no sirven para nada.

San Facundo, en El Bierzo. Cortesía de Ricardo Vila.
San Facundo, en El Bierzo. Cortesía de Ricardo Vila.

Y, hasta el momento, el evento gastronómico de la trucha hemos sido capaces de llevarlo a cabo gracias al apoyo que tenemos de las empresas que patrocinan y colaboran con nosotros. Si no, sería literalmente imposible.

Usted lleva más de tres décadas básicamente siendo alcalde. ¿Se ha planteado en algún momento pasarle el relevo a alguien?

Yo soy de los que digo que donde la mente se une al corazón no envejece. Aquí hay muchísimas cosas por hacer todavía. Tengo la suerte de ser un picador minero jubilado y por ello dispongo de tiempo para poder ir y venir de distintos sitios, cosa que una persona que trabaja a lo mejor no puede hacer. Yo me paso cinco días en Fitur todos los años desde 2017. Porque, cuando quieres potenciar lo tuyo, lo más importante es buscar el mejor escenario para hacerlo.  

Y me siento apoyado por la gente que está conmigo, porque el trabajo es muy grande y no tenemos recompensa. Yo siempre digo que soy el único alcalde de España, o posiblemente uno de los pocos, que tiene dedicación exclusiva sin sueldo. Yo no cobro por ser pedáneo, pero la satisfacción de ver a la gente cómo se maravilla cuando viene, cómo se queda encantada, no tiene precio.

Senderismo en San Facundo. Cortesía de Ricardo Vila.
Senderismo en San Facundo. Cortesía de Ricardo Vila.

¿Qué recomendaría a los visitantes del pueblo además de, por ejemplo, el festival gastronómico?

Pues el senderismo. Aunque tenemos otra cosa muy importante a diez minutos. Se trata de un museo minero donde se puede visitar parte de una mina de carbón de hace 120 años. No se puede ver al completo porque, al no haber actividad, se inundó. Pero en las tres plantas que tiene, puedes ver fotos o una nave con maquinaria. Es una forma de poner en valor esto que ya no existe y es importantísimo. Mis hijos, por ejemplo, me vieron a mí, saben lo que es, pero mi nieta no sabría de dónde viene la mina.

Además, en la propia comarca del Bierzo, a escasos 60 kilómetros de aquí están Las Médulas. Es la mayor mina de oro a cielo abierto del mundo y está declarada Patrimonio de la Humanidad.

¿Qué futuro le ve a su pueblo?

Cada vez le veo más futuro. Hemos sido capaces de hacer todas esas infraestructuras que quizás en muchos lugares sean imposibles. Tenemos unos accesos impresionantes: se hizo una carretera nueva en el 2004, que es la que permite que entre cualquier tipo de vehículo a San Facundo. Nos encontramos en la naturaleza, pero al mismo tiempo estamos a ocho kilómetros de la A6, de una población de 9.000 habitantes, a 32 kilómetros de una de 60.000 y a 90 kilómetros de una de 220.000, que es León. Estamos fuera, pero al mismo tiempo estamos muy cerca.

Perfil Carmen López, periodista

Carmen López

Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.

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