No sabíamos que en Navarra había unos Sanfermines sin animales, pero existen
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23.06.2025
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El baile del "Zubigainekoa" de los sanfermines de Lesaka. Por CC-BY-SA Amaiur Aristi / dantzan.com
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La mítica canción “Uno de enero” va recitando mes a mes el paso de los días hasta llegar al ansiado San Fermín, la gran fiesta de Navarra que se celebra en el centro de Pamplona. Popularizada internacionalmente por el escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway, no le faltan detractores por las aglomeraciones o por el uso de animales en los famosos encierros.
¿Sabías que existen unos sanfermines menos conocidos y sin toros en un cercano pueblo medieval? Hablamos del San Fermín de Lesaka, un municipio medieval del Pirineo navarro. Es una fiesta muy popular entre los vasco-navarros, pero a donde todavía no han llegado las masificaciones de foráneos. Y una manera de disfrutar de la tradición sin ver a toros corriendo entre las multitudes.
Los sanfermines de Lesaka, una fiesta marcada por el baile

Los sanfermines de Lesaka se celebran en las mismas fechas que los de Pamplona, en torno al 7 de julio, día de San Fermín. Ambos festejos comparten elementos en común como la música, los bailes o el hecho de que los locales se colocan igualmente una camiseta blanca con un pañuelo rojo atado al cuello. Pero las fiestas del pueblo pirenaico tienen unas particularidades propias.
Lo que más expectación genera son los llamados ezpatadantzaris. Se trata de unos dantzaris (bailarines) que hacen seis bailes típicos y que solo salen en público un día al año, el 7 de julio. Eso sí, lo hacen de manera intensa, ya que danzan de 8 de la mañana a 8 de la tarde.

Un capitán dirige la comitiva, que tiene un número par de jóvenes agrupados en dos filas y que avanzan unidos con makilas (bastones), y cierra el grupo la bandera de la villa. Llevan una vestimenta llamativa, con camisa y pantalones blancos, pero adornada con escapularios y cintas de colores, faja roja, alpargatas con cordones rojos y cascabeles en las pantorrillas.
El acto más emocionante de los sanfermines: el baile Zubigainekoa
El momento álgido de los sanfermines es cuando bailan el Zubigainekoa. Es una danza que hacen sobre los pequeños y estrechos muros (menos de 50 centímetros de ancho) que flanquean el río Onin, un afluente del Bidasoa que atraviesa el centro de Lesaka.

Los jóvenes realizan los movimientos con una habilidad asombrosa que les permite mantener el equilibrio y no caer al agua. Aunque parezca sorprendente, nunca nadie ha acabado empapado. Al menos, no en el día grande (se rumorea que puede haber pasado en un ensayo). Además, es un baile con historia, ya que rememora el acuerdo de paz firmado en el siglo XV entre los barrios de Legarrea y Pikuzelaia.
En los sanfermines de Lesaka las danzas tradicionales ocupan un lugar central, pero la programación se completa con otros elementos culturales como desfile de gigantes y cabezudos, bertsolaris, partidas de pelota, danborradas (tamborradas), deportes rurales y actuaciones musicales.

Descubriendo Lesaka, más allá de las fiestas
Lesaka pertenece a la comarca de las Cinco Villas de la Montaña o de Navarra, un conjunto de pueblos del Pirineo navarro que comparte con Arantza, Igantzi, Etxalar y Bera. Todos rurales de gran belleza, con un perfil montañoso suave y un paisaje repleto de bosques de hayas y castaños, salpicado por verdes prados en los que pastan vacas y ovejas, junto a caseríos tradicionales de piedra y madera.
Son muchos los que la han denominado la “Venecia navarra”, pero no es necesario comparar todos los municipios con emblemas turísticos europeos. Lesaka es Lesaka, sin añadidos, pura, rural, auténtica y tradicional. Un pequeño pueblo que reivindica su riqueza natural, cultural y lingüística. De hecho, desde el propio ayuntamiento invitan “a saborear el euskera” para “disfrutar más” de la estancia. Como no aprenderás la lengua en cuatro días, han preparado un pequeño diccionario para poder usar palabras básicas.

Lesaka no es muy grande, pero vale la pena verlo sin prisas. Su casco antiguo está muy bien cuidado, lejos de las estampas de pueblos con casas medio en ruinas. Es un conjunto de calles estrechas y empedradas. Sus preciosas casas de piedra con entramados de madera están muy bien conservadas. Podemos comenzar el paseo en la plaza de Zaharra, donde se pueden contemplar construcciones señoriales de los siglos XVI y XVII. Aquí mismo está también el Ayuntamiento de Lesaka, un edificio barroco con soportales.
Continuamos por otras calles principales como Arretxea, donde está la torre Zabaleta, junto al río. Es un pequeño palacio originario del siglo XV que formaba parte del sistema defensivo del pueblo y que se ha conservado en un estado sorprendente. Otro edificio en el que hay que fijarse es la casa de Juanemenea, del siglo XVI. Es donde vivía el único obispo que ha nacido en la villa, Zarandia.
Una iglesia con «dimensiones catedralicias»

En lo alto de una colina, con una bonita panorámica de Lesaka, se alza la iglesia de San Martín de Tours, del siglo XVI. A destacar cómo la define el Catálogo Monumental de Navarra: “Es de las más monumentales de Navarra y su espacio interior tiene dimensiones catedralicias”. En su interior sobresale un retablo barroco y un importante órgano románico.
Otro lugar que hay que visitar en Lesaka es el Centro del Hierro y la Forja, en el Convento de Nuestra Señora de los Dolores, en el interior de la oficina de turismo. Y es que el hierro ha sido esencial para el desarrollo de la localidad durante los siglos a través de ferrerías, herrerías y factorías siderúrgicas. La entrada es gratuita y abre en puentes, Navidad, Semana Santa y verano.
Rutas de senderismo cerca de Lesaka

Ruta Oinak Bidean
En pleno Pirineo navarro, disfrutar de la naturaleza es casi una obligación en una visita a Lesaka. Desde el mismo pueblo sale la ruta de los bertsolaris llamada “Oinak bidean”. Un recorrido interactivo con códigos QR que van explicando la historia y el arraigo de los tradicionales versos improvisados en Lesaka. Es una caminata de montaña circular de 7,5 kilómetros y sin complicaciones, más allá de algunas cuestas algo intensas pero cortas, ya que tiene 269 metros de desnivel positivo.
Vía Verde del Bidasoa
Otro imprescindible es la Vía Verde del Bidasoa, que conecta Irún y Elizondo pasando por Lesaka. Sigue el antiguo trazado del “Tren txikito” y no tiene apenas desnivel. En total son 41,58 kilómetros, en una sola dirección, y se puede hacer caminando o en bicicleta. Discurre a orillas del río Bidasoa y permite conocer su desembocadura y visitar bonitos pueblos a su paso.
Kilómetros: 41,58 kilómetros
Dificultad: media
Tipo de ruta: lineal
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.