Rutas para subir al Puig Campana, la montaña que “rompió” un gigante
Escrito por
02.02.2025
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7min. de lectura
En las típicas estampas hechas desde el mar hacia Benidorm, la mirada siempre se nos va a los sorprendentes rascacielos que se alzan en un pueblecito pesquero. En los años sesenta del siglo XX, se convirtió en el Manhattan mediterráneo. Y si enfocamos hacia lo que hay detrás de ese urbanismo amado y odiado a partes iguales, advertiremos una orografía muy accidentada, como en casi toda la costa alicantina. En ella destaca el Puig Campana.
Una gran mole de piedra, como un imponente muro, con una silueta con una peculiaridad: ¡le falta un trocito a su figura perfecta, como si le hubieran pegado un bocado! Es una montaña simbólica para los amantes del senderismo en Alicante: el Puig Campana, de 1.406 metros de altitud, y que en su perfil visto desde el sur guarda una cierta similitud con el Cervino de los Alpes. Su ascensión no entraña tantos riesgos, pero sí exige unas horas de dura subida.
Te explicamos dos de las rutas que hay para subir al mítico Puig Campana de Alicante y la leyenda que se esconde tras ese agujero que rompe con la figura de la montaña. Para llegar, nos tendremos que dirigir hacia el peculiar pueblo de Finestrat. Es una joya en altura y enfrente del mar con un casco histórico coqueto y con mucha personalidad, a 12 kilómetros de Benidorm hacia el interior.
La leyenda del Gigante Roldán
Muchos locales conocen al Puig Campana con el mote de “la Montaña mágica de Finestrat”. De presencia sobrecogedora, destaca ese trozo que le falta en su cima oeste, como si alguien le hubiera arrancado un pedazo de tierra.
Las tierras valencianas son ricas en rondallas, muchas de ellas recogidas en escritos por el escritor Enric Valor. Una de esas historias explica el porqué de ese hueco en el Puig Campana. Al parecer hace muchos años (¡hace siglos!) vivía solo en esta sierra un gigante llamado Roldán. Un día de calor bajó al mar para pegarse un baño y conoció a una chica. Ambos se enamoraron y ella se fue a vivir con él a su cabaña en la montaña.
Un desconocido le dijo al gigante Roldán que su compañera moriría al acabar el día. Le pegó una patada a la montaña para que los rayos del sol duraran un poco más y ese trozo de roca acabó originando la actual isla de Benidorm
Sin embargo, la felicidad no duró mucho tiempo. Hasta que un ser desconocido le dijo a Roldán que corriera a salvar a su compañera antes de que acabara el día, porque entonces ella también moriría. Al entrar en la cabaña vio que, efectivamente, la chica estaba agonizando. Sin saber qué hacer, las horas pasaban y se acercaba el ocaso. Para alargar el día, y furioso por no encontrar la manera de salvar a su estimada, le pegó un puntapié a la cumbre del Puig Campana. Así consiguió que el sol alargara su presencia unos minutos más.
Pese a ello, no consiguió evitar la muerte de la chica. Eso sí, con su patada arrancó un enorme pedazo a la montaña. Bajo la luz de la luna, pudo advertir que había caído en el mar, creando una nueva isla. Es lo que hoy conocemos como la isla de Benidorm o el islote de Benidorm. La leyenda concluye contando que el gigante Roldán se sumergió en el mar y se dirigió hacia aquel nuevo trozo de tierra para enterrar allí a su amada.
En la actualidad a esta curiosa forma de la montaña se la conoce como “el Tajo de Roldán” o “El Portell del Puig Campana” (en valenciano). Está en la cima oeste, que recibe el nombre de Pic Prim. Se trata de una cumbre secundaria de 1.344 metros de altitud y la parte más baja de ese hueco estaría a 1.266 metros. El gigante le pegó con ganas: hizo un “tajo” de unos 50 metros de altura y unos 25 metros de ancho. Hoy es perfectamente visible desde las vertientes norte y sur y, al parecer, hace siglos los pescadores lo utilizaban como método de orientación.
Rutas para subir al Puig Campana
Conocida la “rondalla” que explica qué le pasó al Puig Campana en sus partes más altas, seguro que pica la curiosidad por coronar una de las cimas más emblemáticas de Alicante y de la Comunidad Valenciana. Desde su cumbre se pueden divisar otros picos conocidos del montañismo valenciano, como la sierra de Bèrnia, el Maigmó, Aitana o el Cabeçó d’Or. Además, tiene una espectacular panorámica de Benidorm, de la costa alicantina y del Mediterráneo.
Es una montaña con pocas fuentes y que a menudo están secas, así que hay que llevar el agua suficiente para completar la ruta. En meses de calor, es recomendable madrugar para evitar las horas centrales del día. De hecho, hay muchos montañeros que en verano se lanzan a subir el Puig Campana por la noche. Vamos a ver las dos rutas más populares de ascenso:
Ruta circular al Puig Campana por el PR-CV 289
Longitud: 16,1 kilómetros
Dificultad: moderada
Tipo de ruta: circular
Sería la ruta “sencilla” al Puig Campana. Ponemos esas comillas porque, a fin de cuentas, se trata de subir una montaña de 1.406 metros de altitud. Además, hay que estar preparado para caminar 16,1 kilómetros con un desnivel positivo de 1.187 metros y un descenso igualmente largo de 1.135 metros. El recorrido se puede completar en unas 6 horas en movimiento.
Comienza en el aparcamiento que hay en la Font del Molí de Finestrat, en la parte alta del pueblo. Está muy bien señalizada con las marcas del PR, amarillas y blancas, así como postes informativos en las encrucijadas. Pronto se pasa por un pequeño refugio libre hecho de chapa y situado en un pinar. Sigue por el Coll de Poet y por el Bancal del Moro. En el collado ya se puede divisar el mar, antes de lanzarse a completar los últimos metros de la ascensión. Para hacer la ruta circular, volveremos por la Font de la Solsida y el refugio del Tio Fraire.
Subida por el “kilómetro vertical”
Longitud: 11,57 kilómetros
Dificultad: muy alta
Tipo de ruta: circular
Se parte del mismo sitio en Finestrat, pero pronto nos desviaremos hacia la derecha, siguiendo las marcas, en dirección a una pared de vértigo. Ahí iniciaremos un ascenso de 1.000 metros por una pedrera que puede llegar a hacerse largo, así que paciencia y subid poco a poco. Cuidado al pisar y mirad hacia arriba si hay otros montañeros, ya que podrían ocasionar desprendimientos de piedras.
Es una subida dura para la que hay que tener experiencia en la montaña. Conviene caminar por la parte derecha de la pedrera en lugar de por su interior; es más fácil y erosiona menos el entorno. Este tramo conocido como el barranco de les Marietes o el Carreró acaba en el collado del Bancal del Moro, a 1.280 metros de altitud. Lo que queda y la vuelta para hacerla circular sería igual que en la anterior explicación.
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.
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