Aventura en familia de lo más refrescante: ruta hacia las profundidades de la Tierra en esta cueva de Almería
Escrito por
13.07.2025
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Espeleovisita en familia por las Cuevas de Sorbas. Cedida por © TURISMO ANDALUZ
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Hay lugares frescos para visitar en verano sin necesidad de estar a remojo ni poner aire acondicionado. Hablamos de algo tan primitivo y básico como las cuevas. Incluso en plena ola de calor, son espacios agradables porque son oscuros y no tienen una luz solar directa, manteniendo unas temperaturas constantes y frescas. En Almería suele haber temperaturas de hasta 40 grados entre junio y septiembre, así que es momento de buscar los refugios que ya conocían nuestros antepasados, en las profundidades de la tierra.
Una de las galerías subterráneas más conocidas de la provincia almeriense es la Geoda de Pulpí. Pero hay muchas más. La cueva de Sorbas es como un palacio brillante que se alza bajo nuestros pies en el municipio homónimo, un tesoro mundial que destaca por su fantástico estado de conservación en las proximidades del desierto de Tabernas. Una excursión apta para familias y una alternativa para los más aventureros.
Tiene más de mil cavidades excavadas en yeso
Sorbas es un pueblecito del interior de Almería de casas blancas que se asienta sobre una colina y un meandro encajado del río Aguas, al que se asoman sus casas colgantes. Por ese motivo algunos la conocen como “Cuenca Chica”. En la parte inferior, cerca del cementerio municipal, está el Paraje Natural Karst en Yesos de Sorbas. Un espacio protegido desde 1989 en el que hay más de 1.000 cavidades excavadas en yeso, una roca cristalina que refleja la luz de las linternas de los cascos de los visitantes.

Se puede explorar el interior de la tierra a través de kilómetros de galerías llenas de estalactitas y estalagmitas, con elementos que nos harán sentir como Indiana Jones o Lara Croft: hay pasos estrechos, alguna zona donde hay que trepar, avanzar con el agua cubriendo la mitad del cuerpo… Es toda una aventura, con circuitos pensados para diferentes tipos de públicos.
Además, en el interior de las cuevas es posible incluso encontrarse con algún fósil. Y es que estas galerías subterráneas estuvieron cubiertas por las aguas del Mediterráneo hace tres millones de años. El mar se retiró de la zona hace unos 2,5 millones de años, en el Cenozoico, que es el momento en el que comenzaron a formarse los continentes tal y como los conocemos hoy.
Rutas para todos los públicos para ver cristales de yeso y otros minerales

Como el complejo kárstico del río Aguas en Sorbas está protegido, solo se puede acceder a las cuevas con autorización de la Delegación Provincial de la Consejería de Medio Ambiente o, para el común de los mortales, con guías. Hay visitas todos los días de la semana y en diferentes horarios, dependiendo del tipo de ruta. Todas ellas aseguran una experiencia espectacular y alejada del calor estival.
Se ofrecen cuatro itinerarios. La ruta básica tiene una dificultad baja y es apropiada para hacer en familia y con personas mayores con una cierta agilidad. A lo largo de dos horas se recorren las galerías de una cueva de yeso en el que se pueden observar los reflejos de los cristales, así como la erosión que han provocado en la roca el agua y el paso del tiempo. Casi todo el camino es horizontal, tan solo hay que gatear y trepar en algún pequeño tramo sin complicación. Si nunca has tenido contacto con la espeleología ni has hecho rutas por cuevas, esta es la mejor opción.

Por otro lado, hay una ruta combinada pensada para los que quieran un poco más de aventura. Tiene unas 4 horas de duración y es una experiencia de espeleología por dos cuevas muy diferentes: una, repleta de estalactitas y estalagmitas; y otra con el reflejo de los cristales de yeso. Requiere hacer trepadas y avanzar por gateras de varios metros.
Si todavía te sabe a poco, puedes participar en una ruta técnica, que es la más complicada y ocupa unas 4 horas y media. Permite meterse en la piel de un auténtico explorador superando pasos arriesgados y conociendo preciosas galerías. Este recorrido se realiza en su totalidad en la cueva del Tesoro, la más importante del karst en Yesos de Sorbas por la espectacularidad y tamaño de sus cristales. En algunos tramos de esta ruta se equipa a los visitantes con arnés para descender rapelando con una cuerda por seguridad. Al ser la más dura, no se recomienda a menores de 18 años y está pensada para personas habituadas a practicar deporte.

Por último, si quieres que se te meta el frío en los huesos para poder aguantar las elevadas temperaturas de fuera de la cueva, está la ruta de la cueva del Agua. Normalmente solo se hace en verano, ya que la mayor parte del recorrido avanza por aguas que están a 8-10 grados. Pasa por diferentes pozas pequeñas que llegan a cubrir por encima de la cintura. En algunos tramos toca trepar y atravesar gateras de varios metros, por lo que es de dificultad media. Dura unas 4 horas y permite contemplar, además de cristales de yeso, otros minerales subterráneos como caliza o manganeso.
Una refrescante ruta en el entorno del karst de yeso de Sorbas
Dentro de las cuevas de Sorbas se está fresquito, pero al salir, es muy probable que siga el calor estival de Almería. Otra opción para combatir las altas temperaturas en el entorno es pegarse un chapuzón en pozas cercanas al paraje kárstico. Por ejemplo, siguiendo el sendero señalizado como PR-A97 Molinos del Río Aguas – Karst en Yeso de Sorbas.

Es un camino sin dificultad de 9,6 kilómetros y 279 metros de desnivel positivo que atraviesa en poca distancia tierras con grandes contrastes: desde vegetación frondosa y pozas, hasta la aridez de la zona del karst de yeso. Hay que dejar el coche en un pequeño núcleo de cortijos diseminados llamado Molinos del Río Aguas, donde hay un cartel indicativo. Siguiendo este track, es fácil localizar diferentes puntos en los que bañarse en bonitas pozas encajonadas entre rocas y en piscinas naturales formadas en el curso del río Aguas.
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.