
Aparcar en plena carretera nacional, 15 puntos; dejar basura fuera del contenedor, 30 puntos; esconder una colilla entre las piedras, hasta 70 puntos; o saltar desde el puente y acabar en el hospital, 100 puntos. El Ayuntamiento de Boltaña ha puesto en marcha este verano una original iniciativa para concienciar sobre el uso de la Gorga, la piscina natural del pueblo en aguas del río Ara. En este curioso concurso, sin embargo, triunfa quien menos puntos consigue. Y así, el que gana es el espacio natural.
Lo cierto es que en esta bonita villa del Pirineo aragonés rodeada de piscinas naturales, están hartos de los comportamientos incívicos que amenazan con arruinar uno de los espacios de baño más populares de la provincia de Huesca. Y se han puesto manos a la obra para solucionarlo. Como las campañas de concienciación no terminaban de funcionar, han decidido tirar de ingenio. Nos lo cuenta el alcalde de la localidad, José María Giménez.
- En Boltaña han decidido concienciar con humor, lanzando una original campaña.
En los últimos años, estamos viendo que en la Gorga de Boltaña, nuestra piscina natural en el río Ara, están proliferando los comportamientos incívicos. La gente baja al río con su perro, sus altavoces a alto volumen, sillas, sombrillas y todo un despliegue de medios, incluso barbacoas. Esto genera conflictos con quienes hacen un uso digamos ‘tradicional’ del espacio: gente del pueblo o con segunda residencia, que lleva tiempo viniendo. Muchos visitantes, sin embargo, se comportan como si fuera una playa.
Llevamos años tomando medidas para solucionar este problema. Hemos intentado concienciar, pero no ha habido manera. Así que este verano hemos aprobado una ordenanza municipal, que dicta las normas oportunas para el uso de nuestros espacios de baño y establece sanciones. Paralelamente, hemos lanzado esta campaña publicitaria en la que buscamos al dominguero de la Gorga.

- ¿Qué es el ‘dominguero’ de la Gorga?
El término ‘dominguero’ nos costó un poco ponerlo, porque parece que es despectivo. Pero para nosotros es todo lo contrario: queremos que siga viniendo gente, pero que respete, ayude y concilie. La palabra ‘dominguero’ no es peyorativa, solo es una forma de llamar la atención. Hay personas que bajan a la Gorga y quizás, simplemente, no saben cómo comportarse. Tampoco es que haya que culparlos.
- ¿En qué consiste la campaña?
Es una manera diferente de concienciar. La idea es llamar la atención de los visitantes y que se pregunten ‘¿qué es esto?’. Hay un código QR que te redirige al decálogo de buenas conductas en la Gorga, y también al concurso que ‘premia’ las actitudes negativas: tirarse del puente, dejar la basura, bajar con el perro al río, aparcar en la carretera nacional… Para ganar, hay que intentar sumar cero puntos al acabar el día, lo que significa que nos hemos comportado muy bien.
- ¿Cómo surgió esta original idea?
En un viaje de Boltaña a Zaragoza, con una amiga publicista que veranea en el pueblo de toda la vida. En la conversación, me comentaba que había discutido con un visitante en la Gorga, cuyo perro se había sacudido encima de su toalla. Por experiencia, tenemos comprobado que discutir no es la mejor manera de concienciar. Hablando y hablando, surgió una idea: en vez de abroncar, vamos a ironizar. Y poco a poco le fuimos dando forma.

- Han tenido mucha repercusión.
Hemos salido en Aragón Televisión, Televisión Española y todos los periódicos regionales. Hemos puesto carteles en el puente de Boltaña y una gran lona en la Gorga, en la misma zona de baño, en el que se detallan todas las puntuaciones. Buscamos que la gente que viene a bañarse, tenga claro qué se puede hacer y qué no.
- ¿Cómo lo han acogido los habitantes del pueblo y los turistas habituales?
Muy bien. Alguno sí nos ha dicho que la palabra ‘dominguero’ le parece un poco fea, pero nada más. Voy por la calle y la gente me agradece lo que hemos hecho, lo pone en valor.
Me ha tocado redirigir autobuses repletos de turistas extranjeros. Venían a bañarse al río con parrillas y barbacoas
- Y los ‘domingueros’, ¿cómo reaccionan al ver los carteles?
Solamente ha habido una chica que ha venido a poner una queja, porque le parecía mal no poder bajar con su perro a la Gorga. Entonces, le indicamos que hay otra zona del río habilitada para el baño de mascotas, donde nadie le puede decir nada. Aparte de eso, todo el feedback que hemos recibido ha sido positivo. En la noticia que publicó Heraldo de Aragón, había muchísimos ‘me gusta’ y numerosos comentarios favorables.
- ¿Por qué cree que se producen estos comportamientos incívicos?
Estas cosas siempre han pasado. Llevo de alcalde desde el 2015 y, antes de tener la ordenanza, me ha tocado muchas veces bajar a la Gorga y abroncar a la gente. El problema es la masificación. Cuando yo era niño, estábamos los del pueblo y los turistas que venían cada año. Ahora ves autocaravanas, coches… y no conoces a nadie. Desde la pandemia, la afluencia ha aumentado muchísimo. El primer año tras el confinamiento fue una barbaridad. Y ha ido aumentando. Por no hablar de las excursiones en autobús desde grandes ciudades.

- Hábleme de eso, por favor.
Le pongo un ejemplo. Un día me tocó interceptar a dos autobuses. Pasaba por allí y los ví. Querían bajar al río a bañarse, pero es que iban con parrillas para encender fuego. Además, eran todos extranjeros y no había forma de comunicarse. En esta ocasión pudimos redirigirlos al área recreativa de Villaboya, un poco más abajo en el río, donde hay un espacio habilitado para hacer barbacoas y también una zona de baño. Y pudieron pasar un día maravilloso en el río. El problema es que, por 30 euros, les venden una idea que no es real: no se puede bajar al río a hacer una barbacoa. Y no tenemos nada contra ellos, al revés. Casi prefiero que vengan 50 personas en un autobús y no llenar el pueblo de coches.
- Consecuencias de la globalización y la era de la información.
Estés donde estés, miras el móvil y encuentras un sitio para bañarse. Todo bien marcado y explicado. Pero ojo: a veces con errores también. Hay gente que viene a bañarse a un barranco, porque ha visto una foto maravillosa, pero llega al sitio y no hay ni una gota de agua. Y encima luego se queja. Generamos expectativas que no son reales. Es responsabilidad de las instituciones y los medios informar bien a la gente, porque muchas veces se les vende una imagen que después no encuentran: te enseñan fotos de sitios paradisíacos en pleno agosto, pero a lo mejor la foto está tomada en mayo. Hemos llegado a enviar cartas a entidades de turismo y medios de comunicación por este tema.

- ¿Han pensado en limitar el aforo o cobrar algún tipo de tasa?
De momento, no. Primero, porque es muy difícil: hay numerosos puntos de acceso a la Gorga y sería complicado de gestionar. Necesitaríamos personal y, a nivel económico, no lo podemos asumir. Otra opción sería cobrar el aparcamiento, ya que hemos gastado un dinero en acondicionarlo, pero nuestro objetivo no es ganar dinero, sino conciliar. Así que sigue siendo gratuito. El objetivo no es el dinero, es la gestión, la concienciación, la educación y el respeto por el medio ambiente.
- ¿Qué otras medidas están tomando en ese sentido?
Principalmente, la construcción de unas piscinas municipales. Esperamos comenzar las obras el año que viene. Es una alternativa para diversificar el público y un servicio a nuestros vecinos y visitantes. Pensamos que son muy importantes para el pueblo.
- En general, ¿qué piensa de la masificación que vemos últimamente en espacios naturales como la Gorga de Boltaña?
Al final, como en todo, se trata de buscar un punto medio. Todos intentamos que la gente nos conozca y venga a visitarnos, pero a veces morimos de éxito. Es muy difícil encontrar un equilibrio, porque en este caso la Gorga, como otros, es un espacio natural que hay que proteger. Si no, se va a echar a perder. Hay gente del pueblo que, por no discutir con los turistas, ha dejado de ir al río. Y a nuestra gente, como a los que nos visitan, tenemos que cuidarla también.
Miguel Perez
Me encanta el fútbol, leer, viajar, descubrir nuevos destinos y contártelos