Está claro que no siempre estamos con el mismo estado de ánimo. No vamos por la calle con una sonrisa de oreja a oreja, ni pasamos los 365 días del año con la lágrima colgando. Nuestro humor cambia, y muchas veces tiene que ver con el entorno, la familia o los amigos. La vida es así, una montaña rusa de emociones sin cinturón de seguridad. Y como no todos los días te sientes igual, no todas las escapadas rurales son iguales.
Por eso, a la gran pregunta de “¿a dónde ir?” no debería responderse sólo con coordenadas o climatología. También cuenta, y mucho, como te sientes. Porque no es lo mismo planear una ruta por la montaña cuando estás agotado que cuando estás eufórico, por ejemplo. Dependiendo del momento en el que te encuentres tus necesidades varían. Por eso, desde EscapadaRural te lanzamos una propuesta un tanto diferente (y sí, con tono de receta médica): dinos cómo te sientes y te decimos qué pueblo visitar. No prometemos milagros, pero sí lugares para resetear.
Alegre: Villajoyosa (Alicante)

Cuando estás alegre, feliz y contenta, lo que buscas es color, diversión, playas, buena vibra y rica gastronomía. Y ese cóctel en forma de pueblo lo encuentras en Villajoyosa. Su nombre significa literalmente «la villa alegre», así que aquí te sentirás como pez en el agua. De hecho, se creé que este nombre le fue otorgado por el buen ánimo de sus habitantes y por la belleza del entorno.
Lo que encaja a la perfección con el espíritu colorido de sus casas frente al mar Mediterráneo, que los pescadores pintaban para reconocerlas desde el agua, lo hospitalarios que son y las festividades que celebran, como sus fiestas de Moros y Cristianos. Así que, si estás de buen humor, esta localidad de la Costa Blanca alicantina te espera con una horchata en la mano y los pies en la arena.
Triste: Cehegín (Murcia)

Por el contrario, cuando el ánimo está bajo, te apetece desconectar y estar tranquilo. Eso sí, sin perder de vista el arropo de quienes más te quieren. Y ese abrazo que tanto necesitas, te lo da la localidad de Cehegín. Este municipio, situado en el noroeste de la Región de Murcia, es conocido por su valioso casco antiguo, declarado conjunto histórico-artístico. Sus calles empedradas, casas señoriales y edificios como el Palacio de los Fajardo reflejan su pasado noble. Por ello, esta villa es perfecta para esos momentos en los que solo quieres caminar sin rumbo y reconectar contigo mismo.
Divertido: Laguardia (Álava)

Bodegas y buena gastronomía, ya suena a plan divertido. Y es que esta villa amurallada que parece detenida en el tiempo, situada en el corazón de la Rioja Alavesa, tiene el don de sacarle una sonrisa y varias carcajadas a todo aquel que la visita, especialmente después de haber catado algún que otro vino. Fue fundada en el siglo X como plaza defensiva y conserva su trazado original, con sus calles empedradas, portales históricos y casas blasonadas.
Aunque la verdadera riqueza de esta localidad está bajo tierra, pues esconde un extenso laberinto de bodegas subterráneas espectaculares. ¿Qué más se puede pedir? Es la escapada perfecta para hacer con amigos, ya que en la maleta tan solo tendrás que meter actitud positiva.
Estresado: Sotres (Asturias)

La mejor receta para paliar el estrés es una escapada a la montaña. El contacto con la naturaleza es vital para bajar las revoluciones. Así que, nos escapamos hasta el Parque Nacional de los Picos de Europa para alejarnos del agobio. El municipio elegido es Sotres, perteneciente al concejo de Cabrales.
Un lugar ideal para los amantes del senderismo, con rutas emblemáticas como la que te llevará hasta el Naranjo de Bulnes. Además, al ser una zona de tradición ganadera y de elaboración artesanal de quesos, podrás degustar el más característico, el cabrales, madurado en las cuevas naturales. Tras unos días por estas tierras, verás la vida de otra manera.
Enamorado: Miravet (Tarragona)

La verdad es que cuando estás enamorado da igual el destino, todo te parece bien, si vas acompañado por la persona a la que quieres. Aunque los pueblos con encanto animan a que ese sentimiento florezca, aún más. Por ello, la localidad tarraconense de Miravet, con una impresionante castillo templario asomado al río Ebro y callejuelas empinadas donde hasta un simple paseo se convierte en escena de película, es perfecta.
Solo sentarse al atardecer en el embarcadero, y que el sol tiña el río de colores cálidos creando un reflejo dorado sobre el agua es ya una auténtica escapada de enamorados.
Cansado: Fornalutx (Mallorca)

Hay veces que necesitas parar. La rutina te atropella y una escapada para no hacer nada es tu mejor receta. ¿El destino ideal? Mallorca y sus encantadores pueblos de la sierra de la Tramuntana. Fornalutx te invita a siestas eternas, paseos relajados entre sus casitas de piedra con contraventanas verdes, silencios placenteros y zumos de naranjas reconfortantes.
Además, el paisaje que le rodea no se queda atrás. Entre bancales de olivos y naranjos, esta localidad se asoma al valle de Sóller como un mirador natural, invitando al viajero a desconectar del mundo y conectar únicamente con la esencia de la isla.
Nostálgico: Muxía (A Coruña)

Cuando la nostalgia nos invade, nos sentimos vulnerables y nos distanciamos. Muxía, en la escarpada Costa da Morte, te brinda la posibilidad de visitar esta villa marinera de A Coruña a tu ritmo. Acantilados, faros solitarios, playas salvajes y un horizonte que parece no acabar nunca es lo que te espera. Además, del popular Santuario da Virxe da Barca, colgado sobre las rocas frente al mar bravo. Un paisaje bucólico que te hará pensar, soltar y respirar.
Curioso: Mogarraz (Salamanca)

Para todo aquel que está en modo curioso, Mogarraz es su escapada soñada. Este municipio salmantino, en pleno corazón de la sierra de Francia, es toda una sorpresa. Y no solo por sus calles empedradas, sus casas de arquitectura tradicional serrana y sus balcones floridos.
Aquí la curiosidad sorprende al visitante con los rostros de sus vecinos colgados de las fachadas en forma de retratos en blanco y negro. Se trata de una intervención artística que ha hecho que ahora el pueblo se convierta en una galería viva. Aquí te sentirás como en una yincana emocional, ya que cada esquina tiene una historia que contar y tú ganas de detenerte a escucharla.
Ilusionado: Valderrobres (Teruel)

Valderrobres, joya medieval del Matarraña en Teruel, es uno de esos pueblos que te reciben con un puente de piedra sobre el río y un castillo en lo alto, como si de un cuento de princesas y dragones se tratase. Ideal para quienes tienen mariposas en el estómago, sueños que están a punto de comenzar o simplemente para quienes sienten que todo lo bueno está por venir.
Su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, está repleto de callejuelas empedradas, arcos góticos y casas de piedra dorada que brillan al atardecer. Pero más allá de sus monumentos, Valderrobres enamora por su ambiente tranquilo, sus plazas con terrazas y su sabor rural.
Distraído: Guadalupe (Cáceres)

Guadalupe, en la provincia de Cáceres, es mucho más que un municipio extremeño bonito, es un lugar de peregrinación, arte y leyenda. Su reliquia más famosa es el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, declarado Patrimonio de la Humanidad. Este monasterio domina el horizonte con su mezcla de estilos gótico, mudéjar, renacentista y barroco.
Un explosión de arte con infinidad de detalles para observar que seguro atraparán tu atención. Pero si todavía te quieres hacer el distraído, las montañas de las Villuercas te ayudarán. Para los amantes del senderismo y la naturaleza ofrecen paisajes espectaculares, rutas geológicas y aire puro.
Miryam Tejada
Mi título universitario dice que soy licenciada en periodismo, pero realmente soy una todoterreno a la que le pilló la transición del mundo analógico al digital de pleno. Es decir, soy millennial, y eso lo que conlleva, según las habladurías, es que me dejo llevar y priorizo mi bienestar. O lo que es lo mismo, soy una apasionada de los viajes y las experiencias, del simple hecho de tomar unas cervezas entre amigas, organizar una buena comilona en la sociedad con sobremesa larga incluida o pasar las tardes en el parque con mis gemelos.