Ruta por el Bosque de Cobre, en la Serranía de Ronda: ¡bienvenido, otoño!

Escrito por
23.09.2025
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Otoño en el bosque de Cobre. Por jaime.

En la naturaleza, todas las estaciones del año tienen su encanto particular. Pero hay dos en las que el color está directamente relacionado con su atractivo. Por supuesto, son la primavera y el otoño: explosión de verdes en la primera y abanico cromático del dorado al marrón en la segunda. En relación a esta, hay un lugar imperdible: el Bosque de Cobre, situado en la Serranía de Ronda. Su propio nombre indica cuáles son los tonos que tiñen el entorno, un gozo para los amantes de la época del año más acogedora.
Este conjunto natural se encuentra en el valle del Genal, en el que se ubican un buen número de municipios: Yunquera, Igualeja, Genalguacil, Faraján, Jubrique, Alpandeire, Cartajima, Benalauría, Parauta, Pujerra y Júzcar. Por lo tanto hay bastantes rutas para realizar por sus terrenos y una de las más conocidas es la que transcurre entre los pueblos Pujerra e Igualeja. Es una de las rutas otoñales más destacadas de la provincia de Málaga.

La ruta tiene una longitud de 14,5 kilómetros y es circular. Su dificultad está considerada moderada, con un desnivel positivo y negativo de 538 metros. Quienes no quieran caminar tanto pueden dar la vuelta en cualquier momento, por ejemplo, después de atravesar la parte en la que los castaños son los árboles protagonistas (son unos seis kilómetros). La travesía completa se hace en, aproximadamente, cinco horas y media. Depende de las paradas que se realicen, por supuesto.
Una aventura multicolor
El recorrido comienza en Pujerra, donde hay una señal que indica el desvío que hay que tomar para encontrar el sendero que lleva a los árboles, que está en la parte alta del pueblo. Hay que hacer un ligero esfuerzo durante los primeros kilómetros porque el camino es empinado, pero merece la pena por el espectáculo natural de los colores otoñales.
Es importante no desviarse de la senda principal, ya que no hay señales. La subida en cuesta tiene una recompensa, porque en determinado momento hay un mirador desde el que se puede observar la parte del bosque integrada por castaños. Al reanudar el camino comienza una nueva gama cromática que tira hacia el verde, ya que los árboles más abundantes son pinos, aunque el marrón vuelve más adelante.

Se llega a una carretera comarcal estrecha, por lo que hay que ir con cuidado y atención al tráfico, no conviene confiarse. La caminata transcurre por allí hasta que, un kilómetro después, se encuentra una cancela que se abre y da paso, de nuevo, a un sendero.
El desvío a Igualeja se encuentra un poco más adelante y supone una bajada bastante acusada, así que hay que ir con precaución. Además, en el otoño el suelo de los bosques suele estar cubierto de hojas caídas de los árboles y el peligro de resbalar es mayor. Asimismo, también hay piedras. Al llegar abajo del todo, para volver al punto de partida, hay que caminar durante cinco kilómetros por una carretera cuesta arriba hasta Pujerra.
El encanto de los pueblos: Pujerra e Igualeja
La ruta visita dos localidades que tampoco están exentas de atractivo, por supuesto. En Pujerra no es difícil adivinar sus orígenes musulmanes, gracias al trazado urbanístico de su centro histórico. Las paredes de las casas pintadas de blanco hacen que el pueblo resalte en el paisaje general. Entre su patrimonio destaca la iglesia consagrada al Espíritu Santo, cuyo origen data del siglo XVI, aunque tiene una espadaña exterior que se incorporó un siglo después.

En un rincón conocido como la Placilla Vieja se encuentra el busto del rey visigodo Flavius Wamba Rex que, según cuenta la leyenda, nació en este pueblo en el año 630. Se supone que después de la muerte del rey Recesvinto, el reino visigodo se encontró sin sustituto, así que fueron a buscar al siguiente monarca en la línea de sucesión. Se trataba de un hombre que vivía de la agricultura y que no tenía ninguna gana de ejercer ese poder. Pero justo cuando le estaban buscando, una mujer le llamó a gritos para que fuese a casa a comer y le encontraron.
Él les dijo que no tenía intención ninguna de ocupar el puesto que le correspondía, pero los caballeros que le buscaban se pusieron firmes y apelaron a su deber de servir a la patria. Wanda explicaba que no tenía formación y que además se encontraba viejo. Ellos no daban su brazo a torcer, así que finalmente dijo “cuando esta aguijada que tengo en la mano florezca seré yo rey de España” y para su sorpresa, al palo le salieron flores cuando lo clavó en la tierra. Por lo tanto, ya no se pudo negar más.

Además de estos dos monumentos y su entorno, el pueblo es muy interesante por su gastronomía. De hecho, el otoño es un gran momento para visitarlo, porque muchos de sus platos se preparan con castañas, un fruto propio de esta estación. El guiso y los dulces elaborados con este alimento son tradición y el 1 de noviembre se celebra en la localidad la Feria de la Castaña, que coincide con el festejo de la patrona del lugar, la virgen de Fátima.
Igualeja comparte con Pujerra el color blanco de las fachadas de sus viviendas y sus orígenes. En el municipio es interesante conocer el albaicín, su barrio más antiguo, o el de Santa Rosa, famoso por sus casas decoradas con flores. Además, allí también se encuentra el nacimiento del río Genal y el agua es un elemento muy significativo para el pueblo.

Hay varias fuentes repartidas por su trazado, aunque la más importante es la que se sitúa a la entrada, conocida como la fuente de la Alquería. Tiene la calificación de Monumento Natural y ostenta el tercer puesto de importancia en la lista de surgencias del acuífero Yunquera-Sierra de las Nieves.
La iglesia dedicada a Santa Rosa de Lima, del siglo XVI, el nicho del Señor de la Misericordia y la ermita del divino pastor (ambos templos del siglo XVIII), conforman su patrimonio religioso. Como la castaña también es típica de allí, han erigido un monumento a los encargados de su recogida, los castañeros y castañeras.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.