Es una pasada: la ruta a una de las cascadas más impresionantes del Pirineo aragonés que esconde pozas de aguas cristalinas (y muy frías)

Escrito por
07.08.2025
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7min. de lectura
Cascada de Orós Bajo (Huesca). Por Poliki.

El Pirineo aragonés no deja de sorprendernos con rincones mágicos y paisajes de ensueño. En verano, las protagonistas son sus piscinas naturales, pozas, gorgas y cascadas. Lugares donde huir de la tórrida ciudad, empapándonos de agua y naturaleza. Aquí no es que nos olvidemos del estrés, es que simplemente no existe.
Uno de esos parajes naturales refrescantes y con mucha magia es la cascada de Orós Bajo o del barranco D’os Lucas, en el corazón del valle de Tena. Bajo un impresionante salto de agua doble, de 30 y 16 metros de caída consecutiva, se ubica una poza cristalina a la que se accede por una ruta de senderismo corta y sencilla.

El recorrido, además de un paisaje espectacular, esconde otra sorpresa: varias piscinas naturales al pie de un antiguo dique, en badinas sucesivas. Por supuesto que, estando en la alta montaña, el agua es fresquita, pero bañarse aquí es prácticamente obligatorio. Este es uno de los secretos mejor guardados de los habitantes de Biescas y sus alrededores.
Cómo llegar hasta Orós Bajo

El punto de inicio de la ruta a la cascada del barranco D’os Lucas se encuentra en el pueblo de Orós Bajo, a medio camino entre Sabiñánigo y Biescas. Para llegar hasta allí, debemos tomar la N-260a, que une las dos poblaciones, y posteriormente un desvío indicado como Oliván/Orós, aproximadamente a la altura del kilómetro 511.
Una vez lleguemos a Orós Bajo, hay un aparcamiento a las afueras del pueblo en el que podremos dejar nuestro vehículo de forma gratuita. La ruta hacia la cascada parte desde el mismo aparcamiento, donde encontraremos un panel explicativo con indicaciones y datos sobre el sendero y su entorno.
La ruta a la cascada de Orós Bajo

El sendero que nos lleva hasta una de las cascadas más sorprendentes y con más encanto del Pirineo es corto y sencillo, apto para toda la familia. Se trata de un recorrido circular de menos de un kilómetro y medio de longitud, entre la ida y la vuelta, que se hace por el mismo camino. No debería llevarnos mucho más de media hora recorrerlo, además del tiempo que decidamos pasar admirando la cascada o refrescándonos en las pozas.
Como decíamos antes, la ruta comienza a la salida del propio aparcamiento, donde debemos tomar una pista paralela al barranco, por su izquierda. Pronto encontraremos a nuestro paso un antiguo dique en el río, bajo el cual se sitúan varias badinas en las que se acumula el agua. Son como bañeras cristalinas, piscinas naturales con mucho encanto y un paisaje espectacular, perfectas para darnos un primer chapuzón en nuestro camino hacia la cascada y para que se bañen los niños.
Esta es una zona de baño muy accesible y segura, frecuentada por las familias del pueblo y alrededores para refrescarse en los días calurosos. También es fácil que, a lo largo de la ruta, encontremos gente practicando barranquismo o rapelando las paredes de la cascada.

Continuando con nuestra ruta, unos escalones situados a la izquierda del dique dan acceso al camino hacia la cascada. A partir de aquí, el sendero se estrecha y, dependiendo de la vegetación y del caudal del barranco, se vuelve algo difuso. No obstante, caminando siempre lo más cerca posible del cauce no tendremos dificultades para seguirlo.
En este tramo, el terreno es pedregoso y en algunas zonas tendremos que caminar por el lecho del barranco. Aunque no es difícil ni tiene un gran riesgo, sí que debemos tener precaución en estos puntos, especialmente si vamos con niños. Como siempre en este tipo de actividades, llevar ropa cómoda y un calzado adecuado es imprescindible para evitar resbalones y caídas.

Tras unos quince o veinte minutos de recorrido, encontraremos el premio a nuestro esfuerzo. Tras una curva pronunciada, encajonada entre las paredes del flysch del barranco d’Os Lucars, aparecerá ante nosotros la majestuosa cascada de Orós Bajo con sus dos grandes saltos de agua. Y a sus pies, una poza de aguas tranquilas en la que disfrutar de nuestra merecida recompensa. Sin duda, un lugar con mucha magia.
Una advertencia para acabar: hay que evitar visitar la cascada durante episodios de tormentas o fuertes lluvias, o cuando el caudal del barranco sea elevado. En estas circunstancias, sí que hay peligro. Además, hay que tener precaución con posibles desprendimientos, especialmente en la zona de la cascada y de las badinas.

Un paraje con mucho encanto también en invierno

La ruta a la cascada de Orós Bajo, por supuesto, también la podemos hacer en invierno. Aunque no tengas ganas de refrescarte en las pozas en esta época del año (ojo, los hay que sí lo hacen), el camino hacia el paraje sigue siendo accesible. Las postal invernal que encontraremos en la cascada es de auténtico cuento: hielo, nieve y estalactitas que nos trasladarán directamente a Arendelle o Invernalia, regalándonos fotos para el recuerdo.
Sobra decir que, en estas condiciones, deberemos equiparnos bien antes de emprender el camino y extremar las precauciones. No obstante, como decimos, el camino es bastante accesible y, si elegimos bien el día para hacer la ruta, no tendremos problemas para llegar hasta la cascada congelada.
La iglesia románica de Santa Eulalia, visita obligada

No podemos marcharnos de Orós Bajo sin dedicar una visita a la iglesia de Santa Eulalia. El templo data del siglo XI y es una auténtica joya del románico aragonés, declarada Bien de Interés Cultural desde 2004. Está incluido en la ruta de las iglesias del Serrablo, una serie de quince iglesias históricas del Alto Aragón que en su mayoría fueron recuperadas piedra a piedra por voluntarios que se negaban a que este increíble patrimonio medieval desapareciera por culpa de la despoblación y el abandono.
Si tenemos suerte, incluso podremos acceder al interior y conocer los secretos de la iglesia gracias a Gregorio. Este jubilado natural del pueblo se ocupa desinteresadamente del mantenimiento del lugar y de enseñárselo a quien lo visita.
Miguel Perez
Me encanta el fútbol, leer, viajar, descubrir nuevos destinos y contártelos