Morella aparece a los ojos del visitante como un suculento pastel en un comedor infantil. Envuelta en sus murallas centenarias como si de un lazo se tratara, ya desde lejos seduce a los viajeros con un precioso skyline de tejados rojos salpicados de majestuosos torreones.
Tampoco pasan desapercibidas sus 16 torres, seis portales y casi dos kilómetros de muralla, que configuran una silueta única coronada por el imponente castillo, de más de mil metros de altura.
Morella está declarada Conjunto Histórico-Artístico y ha sido reconocida patrimonio de la humanidad por la UNESCO. A continuación te mostramos algunos rincones imprescindibles de esta preciosa localidad valenciana.
Un castillo entre un océano de montañas
El castillo de Morella ha sido una de las fortalezas más imponentes del Mediterráneo. Aunque el paso de numerosas civilizaciones han ido dejando distintas huellas en su arquitectura, todavía hoy en día conserva su esencia original.
Hay que destacar los salones y también el Patio de Armas, que fue testigo y escenario de algunas de las batallas de El Cid Campeador. Además, el castillo también vivió la Guerra de Sucesión y eje de las guerras Carlistas, entre muchas otras.
Desde su imponente y alta cumbre podrás deslizar la mirada con vista de pájaro por los tejados y callejuelas de Morella. La cumbre del castillo ofrece una vista preciosa de cadenas montañosas extendiéndose imponentes y de las casas morellanas juntas y apelotonadas como un pequeño ejército de tejados rojizos.
Unas murallas llenas de leyendas
Cada piedra de las murallas esconde leyendas de caballeros, historias de enamorados, alianzas familiares y un sinfín de conflictos. Y es que las piedras de estas murallas han visto desde musulmanes a cristianos, pasando incluso por los romanos.
Con un perímetro de kilómetro y medio de recorrido, las murallas rodean toda la localidad, resguardándola de los peligros en la antigüedad y a modo de elegante traje arquitectónico en la actualidad. Además, entre el recorrido de las murallas asoman 16 torres, de las que destacan la torre de Sant Miquel, y cinco puertas de grandes dimensiones.
Gastronomía digna de reyes
Como sucede en la mayoría de sitios, la gastronomía de Morella viene claramente condicionada por su clima de interior. De ese modo, las carnes de caza y los guisos son dos imprescindibles de la zona. Tampoco faltan en ningún menú ni hogar que se precie la cecina, el jamón o los quesos curados.
Sin embargo, Morella tiene un ingrediente secreto, un diamante negro que conquista el paladar de cualquier viajero curioso y con ganas de saborear el verdadero sabor de la región: la trufa de Morella. Este hongo es muy apreciado por su curioso olor, color y su inconfundible sabor intenso y gustoso. Tal es su fama que, entre enero y marzo, Morella organiza unas jornadas gastronómicas para disfrutar de platos elaborados con este delicioso producto.
Otro plato estrella de la zona son las croquetas morellanas; elaboradas con deliciosa carne de caldo, estas croquetas están envueltas en una oblea de pan ácimo en forma triangular. Su sabor no te dejará indiferente pues en él se reconocen matices de un caldo gustoso y completo.
Y, por supuesto, si eres un amante de los dulces en Morella también encontrarás tu rinconcito donde saborear auténticas delicias gastronómicas: Buñuelos, carquiñolis, mantecados, pastelitos, cuajadas, miel, etc.
Son muchos los dulces típicos de la zona que puedes probar en tu escapada. Sin embargo, si hay un imprescindible que no puedes perderte es el flaó. Se trata de una pasta de origen árabe y con matices mediterráneos, rellena de requesón y almendras. La mayoría de viajeros la encuentran tan deliciosa que suelen llevársela de souvenir cuando se marchan de Morella. Y es que, como dice el dicho, ¡a nadie le amarga un dulce!
Pasear entre bosques de hadas y antiguas fábricas abandonadas
A finales del siglo XVIII Morella vio nacer la imponente fábrica Giner; una gran fábrica industrial que contaba con talleres de producción, viviendas para los trabajadores, escuelas para los niños y hasta iglesias. En realidad, la Fábrica Giner era mucho más que una fábrica, era una auténtica colonia, una pequeña localidad dentro de Morella.
Con el tiempo, la fábrica pasó al abandono y la industria textil de Morella dejó de tener la importancia de antaño. Sin embargo, la fábrica no se ha abandonado completamente, sino que se ha trasformado. Actualmente, este enorme complejo contiene una acogedora casa rural, un albergue, el curioso Museo de la Familia Giner y el Centro BTT Els Ports.
Te recomendamos que hagas una visita guiada a la antigua fábrica; conocerás cómo era una antigua colonia industrial y, además, te sorprenderás descubriendo una organización social digna de admirar. Actualmente también se puede realizar un taller didáctico para confeccionar un recuerdo con tus propias manos, una opción ideal si vas con peques.
Justo al lado de la fábrica Giner se encuentra la frondosa Alameda; una preciosa zona verde equipada con espacios para jugar, merenderos, barbacoas y todo lo que cualquier amante de los paseos y la naturaleza puede desear. Es especialmente recomendable dejar la Alameda para el atardecer, cuando los rayos de sol se filtran perezosos entre las hojas de los árboles y el ambiente ostenta una luz mágica y especial.
Lo ideal es comenzar la ruta por la puerta de los Estudios o la puerta de la Nevera e ir rodeando la parte posterior de la ciudad en circuito muy agradable, de apenas 2 kilómetros de vegetación y pinares. Además, este paseo te permitirá admirar la silueta del imponente castillo desde otra perspectiva y gozar de una panorámica increíble de las montañas de Els Ports.
