7 destinos que guardan secretos dulces

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23.09.2025

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El otoño empieza cuando tú decides que empiece. Y, seamos sinceros, pocas cosas acompañan mejor estos días que un buen postre en la plaza de un pueblo con encanto. Da igual que la rutina ya haya vuelto o que el calendario marque octubre, mientras tengas un hojaldre recién horneado en una mano y un café humeante en la otra, sigues en modo disfrute.

Y España está llena de localidades que guardan secretos azucarados: dulces conventuales, ferias golosas, meriendas de toda la vida que saben a horno de leña. ¿Lo mejor? Muchos de estos rincones no aparecen en las listas de “los de siempre”, lo que los convierte en destinos perfectos para una escapada rural con premio en forma de azúcar glas. Aquí te traemos una ruta con seis pueblos donde el dulce es excusa y destino a la vez. Prepara las ganas de viaje y de merienda.

La Roda (Albacete)

Iglesia de La Roda,
Iglesia de El Salvador, La Roda. Por: Tomas

La Roda es un alto en el camino convertido en destino en sí mismo gracias a los Miguelitos. Estos pastelillos de hojaldre rellenos de crema nacieron aquí en los años 60 y hoy son el emblema gastronómico del pueblo. Se comen en cualquier cafetería de la plaza Mayor, acompañados de un café o incluso de un licor típico de la zona.

Pero La Roda ofrece mucho más, ya que su casco histórico conserva casas solariegas con escudos en las fachadas, la iglesia de El Salvador y un ambiente de pueblo manchego que invita a pasear sin prisa.

Además, su ubicación estratégica la convierte en puerta de entrada a La Mancha de Albacete, con campos de viñedos que anuncian que aquí se come y se bebe bien. Una escapada perfecta para endulzar el viaje y, de paso, perderse entre patrimonio y tradiciones.

Bergara (Guipúzcoa)

Iglesia de Bergara, Guipúzcoa
Bergara. Por: Juanma

En Bergara, los rellenos —bizcocho con yema confitada, almíbar y cobertura dulce— y sus inseparables “tostones” son parte de la identidad local. Suaves, delicados y muy golosos, se siguen elaborando en confiterías familiares que llevan generaciones perfeccionando la receta.

Aunque más allá de este postre, su casco histórico es uno de los más interesantes de la provincia de Gipuzkoa, gracias a sus palacios renacentistas y barrocos, iglesias monumentales y un ambiente cultural muy vivo.

Pasear sus calles empedradas con un relleno en la mano es una forma deliciosa de descubrir un pueblo que combina historia, arquitectura y tradición. ¿Quién se une a una escapada por el norte de España? 

Astorga (León)

Astorga
Astorga. Por: Diego Cervo

Astorga es sinónimo de hojaldre. Los hojaldres bañados en miel se venden en todas las pastelerías de la ciudad, y es imposible salir sin una caja bajo el brazo. Son crujientes, pegajosos y absolutamente adictivos.

La escapada se completa con un paseo por la catedral gótica, el Palacio Episcopal de Gaudí, el Museo del Chocolate y la ruta romana que aún se conserva en sus calles.

Astorga es además cruce de caminos en pleno Camino de Santiago, lo que le da un ambiente único, con peregrinos, viajeros y locales compartiendo mesa y sobremesa. Un municipio que marida a la perfección patrimonio y dulces.

Unquera (Cantabria)

Unquera, Val de San Vicente. Cantabria
Unquera. Por: Joan Vadell

En la frontera entre Cantabria y Asturias, las corbatas de Unquera son el souvenir gastronómico por excelencia: hojaldres glaseados con almendra, tan delicados como irresistibles. Se venden en paquetes, pero lo mejor es probarlas recién salidas del horno en las confiterías de la localidad.

Además, podrás aprovechar para visitar toda la zona, ya que desde esta pequeña localidad cántabra se accede a la desembocadura del Deva, puerta natural de los Picos de Europa. A un lado, Cantabria con San Vicente de la Barquera y sus maravillosas playas; al otro, Asturias con Llanes y su costa. Un punto estratégico para disfrutar de mar, montaña y dulces en una misma escapada. 

Jumilla (Murcia)

Jumilla, Murcia.
Jumilla. Por: AntonioLopez

En Jumilla, conocida por sus vinos con Denominación de Origen, también se guardan tradiciones dulces como los sequillos. Estas pequeñas rosquillas, elaboradas con harina, huevo, azúcar y aceite, se hornean y se cubren con un glaseado blanco que les da su aspecto característico.

Crujientes y ligeros, forman parte de las meriendas familiares y de las celebraciones locales. La visita a Jumilla puede completarse recorriendo su castillo en lo alto del cerro, descubriendo las iglesias de su casco histórico y acercándose a alguna de sus bodegas. Un plan perfecto para combinar historia, buen vino y un bocado de repostería tradicional.

Santa Fe (Granada)

Santa Fe, Granada
Santa Fe. Por: Óscar

Los piononos son pequeños en tamaño pero grandes en fama: un bizcocho suave enrollado, humedecido en almíbar, relleno de crema pastelera y coronado con una capa tostada. Nacieron en Santa Fe a finales del siglo XIX como homenaje al papa Pío IX, y desde entonces son el emblema repostero de este municipio granadino.

Pasear por Santa Fe es descubrir un pueblo cargado de historia, con sus calles porticadas, las puertas monumentales que recuerdan las Capitulaciones de 1492 y un ambiente tranquilo donde la tradición sigue muy viva. Probar un pionono aquí, en una confitería familiar, es saborear la esencia de un pueblo que conserva su identidad entre arquitectura, historia y dulces memorables.

Alcoy (Alicante)

Alcoy, Alicante
Alcoy. Por: Alex Tihonov

En Alcoy, hablar de meriendas es hablar de los esparteros, un bollo alargado y dorado que combina sencillez y sabor casero. Elaborados con harina, huevo, aceite y un toque de canela y azúcar, son tiernos por dentro, crujientes por fuera y tan ligados a la memoria del pueblo que aún hoy siguen saliendo de los hornos como siempre.

Son el acompañante perfecto para un café a media tarde o para llevar en la mochila en una excursión. Y es que Alcoy invita precisamente a eso, a caminar y descubrir. Situado en la Sierra de Mariola, el pueblo ofrece senderos entre montañas, barrios antiguos con aire modernista y un patrimonio cultural marcado por sus fiestas y tradiciones.

Saborear un espartero en una terraza del casco histórico, después de pasear por sus calles o de recorrer alguno de sus parajes naturales, es una forma deliciosa de conectar con la esencia de este rincón alicantino.

Miriam Tejada

Miryam Tejada

Mi título universitario dice que soy licenciada en periodismo, pero realmente soy una todoterreno a la que le pilló la transición del mundo analógico al digital de pleno. Es decir, soy millennial, y eso lo que conlleva, según las habladurías, es que me dejo llevar y priorizo mi bienestar. O lo que es lo mismo, soy una apasionada de los viajes y las experiencias, del simple hecho de tomar unas cervezas entre amigas, organizar una buena comilona en la sociedad con sobremesa larga incluida o pasar las tardes en el parque con mis gemelos.

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